Emilia ferreiro

POBREZA Y SITUACIÓN SOCIAL DESFAVORECIDA
Muchas de las teorías tempranas sobre las causas de la delincuencia tenían como
punto de partida la idea de que la mayoría de los delincuentes proceden de un medio
socialmente desfavorecido (véase Rutter y Giller, 1983). Así, Merton (1938, 1957)
postuló que la conducta antisocial era consecuencia de la “tensión” causada por el
abismo entre losobjetivos culturales y los medios disponibles para alcanzarlos; Cohen
(1956) destacó la falta de oportunidades para conquistar un nivel y un prestigio
sociales; Mays (1954, 1972) describió la delincuencia como un medio “normal” de
comportarse dentro de una subcultura socialmente desfavorecida. Estas teorías ya no
tienen validez porque ha quedado claro que la asociación entre delincuencia y
situacióndesfavorecida no era tan fuerte ni tan constante como se suponía y porque
los mecanismos concretos que se proponían no lograban resistir la comprobación
empírica. No obstante, sigue siendo cierto que la situación social desfavorecida y la
pobreza constituyen unas indicaciones razonablemente sólidas (aunque no siempre
fuertes) de un mayor riesgo de delincuencia, tal como las evalúan losautoinformes y
las condenas oficiales (Bolger et. al., 1995; Farrington y Loeber, en prensa).

2. Lo que es
nuevo en los testimonios a los cuales se ha accedido en el curso de los últimos quince
años es el conjunto de conclusiones que examinan caminos causales alternativos para
esta asociación de riesgo. Conger, Elder y sus colegas, en su estudio longitudinal de
378 familias de la Iowa rural,analizaron la influencia de la presión económica sobre
los padres y sus hijos en la temprana adolescencia (Conger et al., 1992, 1993, 1994).
Onda-

Onda- 1 Mediciones Onda- 2 Mediciones Onda- 3 Mediciones
Figura 7.1. Coeficientes para la presión económica y factores relacionados con
ella. Nota: Coeficientes de las mediciones padre, encima de los de las mediciones
madre (entre paréntesis).Fuente: adaptado de Conger et al. (1994).

3. Las conclusiones se resumen en el diagrama de vías que muestra la Figura 7.1, en el
que se presentan los resultados de las mediciones “padre” encima de los de las
mediciones “madre” (entre paréntesis). La presión económica sí que tiene un efecto en
la conducta antisocial, pero la influencia es indirecta: viene mediada por depresión de
algúnprogenitor, conflicto matrimonial y hostilidad de los progenitores.
El mismo enfoque se adoptó con respecto a la tensión familiar (indicado por
una bajada en los ingresos o por enfermedad o lesión grave) en los estudios
longitudinales (Conger, Patterson y Ge, 1995) de Oregón (Capaldi y Patterson, 1987) y
Iowa (Kellam, 1990). A pesar del hecho de que el estudio de Oregón se basara en un
muestreo deciudad y el de Iowa en otro rural, los resultados fueron notablemente
similares. En los dos trabajos, los efectos del estrés familiar estaba mediados por la depresión de los padres y la deficiente disciplina por parte de estos (véase Figura 7.2).

Figura 7.2. Coeficientes para estrés familiar y factores relacionados con él.
Nota: Coeficientes de las medidas padre, encima de los de las medidasmadre
(entre paréntesis). Fuente: datos del estudio de Oregón, adaptado de Conger
et al. (1995).

4.
Hay que observar, sin embargo, que, en estos estudios, “presión económica” y “tensión.
familiar” eran conceptos considerablemente generales y que la asociación básica entre
estas variables y la conducta antisocial (es decir, la asociación que suministraba los
orígenes del modelado estadístico,más complicado) era muy débil. 4. No obstante,
Brody et al. (1994) pusieron de manifiesto más o menos lo mismo (pero tomando una
medición mucho más amplia de la conducta infantil) en su estudio de jóvenes
afroamericanos del sur rural de Estados Unidos, al igual que Dodge, Pettit y Bates
(1994) en su estudio longitudinal de tres emplazamientos y Sampson y Laub (1993)
en su nuevo análisis...