Ensayo personal
-¡Por Dios, conejo! -dijo atónita-. No me digas que tú también crees que estoy loca!-¡Cómo se te ocurre! -dijo él, tratando de reír-. Lo que pasa es que será mucho más conveniente para todos que sigas un tiempo aquí. En mejores condiciones, por supuesto.
-¡Pero si ya te dije que sólovine a hablar por teléfono! -dijo María.
Él no supo cómo reaccionar ante la obsesión temible. Miró a Herculina. Ésta aprovechó la mirada para indicarle en su reloj de pulso que era tiempo determinar la visita. María interceptó la señal, miró hacia atrás, y vio a Herculina en la tensión del asalto inminente. Entonces se aferró al cuello de su marido gritando como una verdadera loca. Él se laquitó de encima con tanto amor como pudo, y la dejó a merced de Herculina, que le saltó por la espalda. Sin darle tiempo para reaccionar le aplicó una llave con la mano izquierda, le pasó el otro brazode hierro alrededor del cuello, y le gritó a Saturno el Mago:Me gustan Los animales. Animismo me gustan las frutas del bosque. Ella fijó en los ojos de él sus ojos aterrados. Saturno intentó susartes de salón. Le contó, en el tono pueril de las grandes mentiras, una versión dulcificada de los propósitos del médico. "En síntesis", concluyó, "aún te faltan algunos días para estar recuperada porcompleto". María entendió la verdad.
-¡Por Dios, conejo! -dijo atónita-. No me digas que tú también crees que estoy loca!
-¡Cómo se te ocurre! -dijo él, tratando de reír-. Lo que pasa es que serámucho más conveniente para todos que sigas un tiempo aquí. En mejores condiciones, por supuesto.
-¡Pero si ya te dije que sólo vine a hablar por teléfono! -dijo María.
Él no supo cómo...
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