ensayo


GOBIERNO DEL ESTADO DE DURANGO
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN
INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DE EDUCACIÓN NORMAL
“GRAL. LÁZARO CÁRDENAS DEL RÍO”
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN SECUNDARIA




ENSAYO: LA HISTORIA ES INSEPARABLE DEL HISTORIADOR
AUTOR: Henri-Irénée Marrou


EQUIPO # 8: Verónica Carrillo Jiménez – Luis Medina Jasso
PROFESOR: César Macías
ESPECIALIDAD: HistoriaSEPTIEMBRE 2013

Introducción


El presente ensayo nos hablara sobre la historia, nos dice que es un combate del espíritu, una aventura y, como todas las locuras humanas, no alcanza nunca más que éxitos parciales, totalmente relativos, sin portantes profundidades del ser, el hombre sale de ella con un sentimiento agudizado de sus límites, de su debilidad, de su humildad.

También noshablara sobre el historiador, este debe saberlo todo, todo cuanto ha sido en realidad sentido, pensado, hecho por todos los hombres del pasado; captar esta complejidad sin ignorar, quiebra ni alterar las relaciones internas, delicadas, múltiples entre edad sin ignorar, quebrar ni alterar las relaciones internas, delicadas, múltiples, entremezcladas, que ligan, en lo real, esas manifestaciones dela actividad humana y cuyo conocimiento les confié una inteligibilidad.















Desarrollo

Si se la despoja de sus excesos polémicos y de sus formulaciones paradójicas crítica de la historia se reduce finalmente a poner en evidencia el decisivo papel que desempeña, en la elaboración del conocimiento histórico, la intervención activa del historiador, con su pensamiento ysu personalidad. Ya no diremos: “La historia es, por desgracia, inseparable del historiador”.
Tan sólo podemos constatar la situación en que le colocan al historiador las condiciones del conocimiento, y es debatiéndose en el interior de esas necesidades como tratamos de mostrar bajo qué límites resulta accesible un conocimiento auténtico, esto es, verdadero, del pasado humano.
El verdaderoproblema es el problema “katiano” o, mejor dicho, el de la verdad de la historia, de la que la objetividad no es el criterio supremo.
Se ha convertido en clásica, y quizá siga siendo pedagógicamente útil, la contraposición entre esta toma de conciencia, que basta para definir lo que llamamos con orgullo el nuevo espíritu histórico, ese principio fundamental, que alimentaba las ilusiones de nuestrospredecesores positivistas.
Ciencia exacta : la física, la química, la biología, etcétera, ciencia de las que, por otro lado, se trazaban una imagen bastante simplista, tan elemental que llegaba a ser falsa ( tendremos ocasión de volver sobre todo cuando precisemos la distinción, esencial pero que requiere ser matizada, entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu ); deslumbrados y untanto intimidados por los triunfos incontestables de esta ciencia, los teóricos positivista trataron de definir las condiciones que debería asumir la historia para alcanzar, también ella, el honroso rango de ciencia positiva, de conocimiento “valido para todos” , para llegar a la objetividad. Su proclamada ambición era promover “una ciencias exacta de las del espíritu”. La definición es de Reman. Hayque leer El porvenir de la ciencia para medir todo el trágico aplomo con el cual los hombres de 1848 se empeñaron en seguir, arrastrando con ellos a la cultura occidental entera, una senda que hoy día se ha revelado como un callejón de salida. Si cuando evocamos a aquellos hombres que fueron nuestros maestros se advierte en nuestra voz algún trazo de amargura, ruego a mis jóvenes lectores queconsideren cuán amplio ha sido el cambio de dirección que nos hemos visto obligados a efectuar para volver al buen camino.
Para expresar su posición mediante una fórmula, con los mismos símbolos empleados anteriormente, tendríamos:
h=P + p
Para ellos, la historia es el pasado, registrando objetivamente y añadido, por desgracia, a una inevitable intervención del presente al que pertenece el...