Ensayo1
La acompañé a su casa, intercambiamos números de teléfono y acordamos en vernos pronto. Al entrar en mi departamento, estaba comodormido, miraba sin ver nada, y la veía a ella por todos los rincones de mi sucia y desordenada habitación. Por respeto a la mujer que hacía poco tiempo había conocido, limpié los rincones de tierra, lavéel piso, y hasta cambié las sábanas de mi cama. No pude detener la veloz marcha de mis pensamientos, y muy pronto la ví a mi lado, conversando de los secretos que sólo la intimidad de enamoradosdescubre, sus ojos penetrando los míos, mis brazos entrelazándola a ella, y los dos cubiertos de la mejor ilusión. Me acosté sobre el colchón, tapé mis miembros con la frazada e intenté dormir. Pero ella nome lo permitió. Nos soñé juntos, viajando por los rincones del universo, divisé sus labios sobre los míos en un beso que hasta ese momento nunca hubiese imaginado, su piel suave de mujeracariciándome la pasión y los dos cuerpos transpirando juntos, felices y agotados. Me desperté por entre medio del paraíso. Llovía afuera y en mí.
Al día siguiente la llamé desde el trabajo y le dije que...
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