Entrevista A La Minerva
De nacimiento una diosa Romana, custodia de la gran ciudad italiana, es ahora el símbolo representativo de la perlade occidente.
De pie, a veinte metros de altura de nosotros, sobre un pedestal que nombra a los héroes de su nueva ciudad de residencia, se ha convertido en lugar de fiesta y celebración, demanifestaciones políticas y ambientalistas, de chivistas emocionados por el triunfo de su equipo, pero, ¿qué piensa La Minerva de todo esto?
“—Antes era entretenido ver cómo los tapatíos venían a celebrarsus extraños ritos aquí abajo, pero ya se ha vuelto medio cansado. Además, a mí no se me permite unirme, me dejan aquí parada, mareándome mientras veo a los carros dando vueltas y escuchando susgritos desafinados. Preferiría que me regresaran a mi casa. Y luego con este calor inmenso que nada más sube y sube y nadie me pregunta si tengo sed o si quiero algo de beber, pienso que son todos unosmaleducados”.
—Entonces, ¿ya no te gusta vivir en esta ciudad?
“—No es que no me guste, pero ya todo está muy cambiado y se ha ido lejos el respeto. Hace poco, literalmente me mudaron de aires, elambiente se llenó de humo y cenizas y ni un cubre bocas se dignaron a regalarme, ni siquiera porque me la paso cuidando sus tontas cabezas día y noche. Por poquito y me enfermo. Todavía recuerdo cuandose me torció el brazo y vinieron a enyesarme, esos aún eran tiempos bonitos para mí”.
La Minerva bajó la mirada, dejó su escudo a un lado por un rato y continuó con su discurso mientras los dedos desus pies jugaban incómodos en sus sandalias.
“—Cuando llegué, el presidente me prometió que iba a ser adorada, y me subió el ego por un rato hasta que terminé decepcionada. En lugar de que me...
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