Es todo
El cambio, acualquier nivel, la incertidumbre, me provocaba pánico. Miles de voces se aunaban para prevenirme, para decirme que sería harto dificil. Que lo pensara detenidamente, con calma. Poniendo en tela de juicioconvicciones, seguridad en uno mismo, el continuo aprendizaje extraído de la vida… Y es que se está tan caliente, tan seguro, en terreno amigo… que se hace complicado no sollozar y recibir un aluviónde pensamientos vanos cuando se ha decidido saltar: – Papá, Mamá! Tengo miedo –.
Miedo.
Miedo a lo desconocido, a aventurarse una vez más a salir del nido, a volar junto con laimaginación. A vivir los sueños.
Porque los sueños se viven.
Miedo al vampiro de nuestro espíritu, que devorará nuestra ansia de vivir la vida anclado en la seguridad de la permanencia, dela certidumbre, frente a la excitante impermanencia que todo lo domina, frente a la incertidumbre que depara tantas sorpresas.
Y es que todo cambia al fin y al cabo. Adaptarse es crecer Y paraadaptarse hay que aceptar el cambio, la impermanencia.
Una vez aceptado, este hecho, nos acompañará, en nuestra conciencia, allá donde vayamos. Aprenderemos de él, con él. Y le enseñaremos queno volverá a acongojarnos. El cambio, la impermanencia, será nuestro ideal. El sufrimiento disminuirá. Sólo así puede vivirse el “carpe diem”. Sabiendo que este momento es único, porque mi cópula...
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