Estos Ni Os De La Calle
HABITANTES DE LASCOLADERAS
Abajo de lo que parece un campo estrecho y calvo, el camellón de la avenida de Los Cien Metros, viven como si estuvieran enterrados 40 niños tallas 10, 12, 14 y hasta la 16.
Se encuentran en el olvido de la muchedumbre de la Central del Norte; a diario, miles de personas que viajan en los vagones de la línea 5 del Metro pasan a un lado de sus casas sin que nadie conozca lo que pasa enaquellas coladeras, ubicadas al margen izquierdo de la vía, y de cara a una de las sucursales de Banamex.
Más adelante, un puente amarillo les sirve para atravesar la avenida y llegar mediante unos cuantos pasos a sus bañeras.
Conocidos como Los Ponis, integran una banda de siete mujeres y 33 hombres que han formado su propio mundo en tres cajas de cemento con tapa.
``Desde hace muchos años estánhabitadas. Los del Metro han cerrado unas y nosotros abierto otras'', dice El Ponchis, jefe de la familia.
Así que ya son varias generaciones las que han abierto coladeras.
De ojos grandes y ``pispiretos'', a sus 20 años cuenta que llegó allí a los 9 y desde entonces había ``otros morros''.
Unos llegan y otros se van, dice, no se sabe quiénes fueron los antecesores ni el porqué de su partida.
Perolo difícil, asegura el líder, es entrar a los grupos que viven en las coladeras. En el caso de Los Ponis, ``un chavo se tiene que rifar un tiro con otro chavo de la banda y otras cosas, pero son bien personales''.
Además, existen otras formalidades, como ``saber de dónde vienen, si son chivas (espías) y por qué quieren estar acá'', señala El Ponchis.
Roselín Reyes García, de 13 años, cuenta que unaamiga llamada Fernanda ``me dijo que iba a presentar a unos chavos de la Central. Así los conocí, y también a mi novio; él estaba sentado afuera de la coladera.
``Me salí a los 12 años de mi casa porque mis papás me pegaban; estuve unos meses en Casa Alianza y aquí voy a cumplir un año.'' Con el rostro pálido y una mirada dulce, agrega que le gusta vivir en el lugar porque ``no está tan feo, megusta ver a la gente y que me cuiden''. Los Ponis están organizados, pero fuera de tiempos, horarios y obligaciones.
Mientras que unos duermen bajo retazos de cobijas en aquellas profundidades, otros se encuentran en la Central del Norte de maleteros, limosneros y cuidadores de autos; algunos torean carros para vender chicles o limpiar parabrisas sobre la avenida de Los Cien Metros, y otrosplatican fuera de las coladeras. Pero siempre, cuidándose entre sí.
``Comemos a la hora que llegue el hambre'', y también cuando los dueños de puestos de comida --de los alrededores-- se deciden a regalarles un poco de lo suyo.
A veces, ``pedimos para un taco'', dice Roberto. ``A mí me regalan tamales en la Central'', agrega Jose Luis. ``Antes me traían unas señoras de comer, pero ahora ya no'', señalaRoselín. A lo que el jefe de familia añade: ``Si hay feria, tenemos para las tortillas, jamón, queso, aguacate y chiles''. Pero de cualquier manera, ``cuando hay que comer, comemos todos''.
Los Ponis coinciden en que la unión es lo que los mantiene allí. ``Me gusta compartir con mis amigos la ropa, la comida, el jabón, el desodorante'', afirma Roberto. Sin embargo, estos adolescentes han...
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