Etica cristiana

Páginas: 26 (6423 palabras) Publicado: 22 de septiembre de 2010
Mensaje y autoridad del predicador 

La primera pregunta importante que tiene que afrontar el predicador es: «¿Qué voy a decir y de dónde obtendré mi mensaje?». Se han dado diversas respuestas equivocadas con respecto al origen y contenido del mensaje del predicador. Vamos a empezar con algunas de carácter negativo.

No es un profeta

En primer lugar, el predicador cristiano no es unprofeta, es decir, no obtiene el mensaje mediante una revelación directa y original de Dios. Desde luego, hay personas hoy en día que usan la palabra «profeta» erróneamente. No es extraño que a alguien que predica con pasión se lo describa como poseedor del fuego profético; y de un predicador que puede discernir las señales de los tiempos. Que ve la mano de Dios en los acontecimientos del momento ypretende interpretar el significado de las corrientes sociales y políticas. Se dice a veces que es profeta y que tiene el don profético. Pero sugiero que este uso del término «profeta» es incorrecto.

Entonces, ¿qué es un profeta? El Antiguo Testamento lo consideraba como el portavoz directo de Dios. Cuando Dios eligió a Aarón para que transmitiera las palabras de Moisés a Faraón, explicó el plan aMoisés: «Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta.» Y de nuevo: «Tú hablarás a él [Aarón] y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer. Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios» (Ex 7.1–2; 4.10–17). Esto deja bien claro que el profetaera «boca» de Dios, que Dios hablaba por medio de él. De manera parecida, al explicar que levantaría un profeta como Moisés, Dios dijo: «Les suscitaré un profeta de en medio de sus hermanos, como tú, y pondré mis palabras en boca de él, quien les hablará todo lo que Yo le ordene ... él pronunciará [mis palabras] en mi nombre»(Dt 18.18–19).

El profeta no hablaba ni sus propias palabras ni en supropio nombre, sino las palabras de Dios y en nombre de Dios. Esta convicción de que Dios les había hablado y revelado sus secretos (Am 3.7–8) explica las conocidas fórmulas proféticas «Vino palabra de Jehová a...», «...Así dice Jehová...», «Oíd la palabra del Señor» y «La boca de Jehová ha hablado».

La característica esencial del profeta no era que predecía el futuro ni que interpretaba elpresente, sino que hablaba la Palabra de Dios. Como Pedro dijo: «Porque nunca la profecía [es decir, la verdadera profecía, en oposición a la de los falsos profetas que describe a continuación] fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo» (2 Pe 1.21).

Así pues, el predicador cristiano no es un profeta. No se le da revelaciónoriginal alguna. Su misión es exponer la revelación que fue dada ya, una vez por todas. Y aunque realmente predica con el poder del Espíritu Santo, no está «inspirado» por el Espíritu en el sentido en que lo estaban los profetas. Es verdad que «si alguno habla» se le enseña a nacerlo «conforme a las palabras de Dios». Sin embargo, esto no es porque él mismo sea, o acabe de recibir, un oráculodivino, sino porque es un administrador o mayordomo (1 Pe 4.10). Al predicador, como veremos más adelante, han sido confiadas las Sagradas Escrituras que son «la palabra de Dios» (Ro 3.2). La última mención en la Biblia de la expresión «vino palabra de Dios» se refiere a Juan el Bautista (Lc 3.2), quien realmente era un profeta. En los días del Nuevo Testamento había también profetas como Agabo (Hch21.10), y la profecía era considerada como un don espiritual (Ro 12.6; 1 Co 12.10, 29; Ef 4.11). No obstante, este don ya no se otorga a las personas en la Iglesia. Hoy en día, cuando la palabra escrita de Dios está al alcance de todos nosotros, ya no se necesita el mensaje divino en lenguaje profético. La Palabra de Dios ya no viene como en el pasado. Ha venido una vez por todas; ahora debemos...
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