Etica, Patrimonio E Identidad.

ETICA, PATRIMONIO E IDENTIDAD.
Una cuestión de valores y una solución de equilibrio evolutivo.


María Rosa Suárez-Inclán Ducassi

Presidenta de ICOMOS España

En numerosas ocasiones he dicho que al finalizar este siglo muchos pueden sentirse satisfechos con la idea de que nunca se ha argumentado y discutido tanto como hasta ahora sobre la conservación del patrimonio, y ello tanto en laórbita profesional, como en la de los gobiernos y en el seno de las organizaciones internacionales. Sin embargo, debemos ser sinceros al reconocer que, en términos generales, sólo un número considerable de los monumentos o edificios más destacados han alcanzado una notable garantía de supervivencia, si bien muchos de ellos aparecen tan trastocados por las sucesivas transformaciones de su entorno, ylas a veces mal llamadas restauraciones y rehabilitaciones, que bien podemos afirmar que han perdido su auténtica atmósfera, mensaje y espíritu. Pero, sobre todo, una gran proporción de nuestros pueblos y ciudades, y el paisaje rural, han perdido para siempre su singularidad, su personalidad. La arquitectura doméstica y vernácula no ha sido solo relegada hasta época reciente; sigue sufriendo laincidencia de un mimetismo atroz que se inspira casi exclusivamente en modelos, técnicas y materiales foráneos y homogeneizantes, los cuales les privan de su principal atractivo: su ambiente genuino y característico. Ante la invasión de esas referencias anodinas e impersonales que inundan el planeta y que, en su origen proceden, en gran medida, de sociedades sin una larga trayectoria histórica ycultural, es oportuno plantearse, en términos profundos, el valor de la propia identidad.

Justo es reconocer que en 1931, la Carta de Atenas publicada por Le Corbusier, junto a aspectos indudablemente positivos relacionados con el progreso técnico y una nueva concepción de los espacios y la funcionalidad arquitectónica, incluía una indudable amenaza para la conservación de los centroshistóricos. Así lo evidencia un análisis desapasionado de su “Plan Voisin” para el centro histórico de París que, de haberse llevado a cabo, habría dado al traste con su entramado, dejándonos tan sólo un testimonio residual, a través de una serie de monumentos aislados rodeados de espacios verdes. Tres décadas más tarde, la “Carta de Venecia” trasladaba al campo de la conservación de los inmuebleshistóricos los principios y criterios emanados de la restauración de bienes muebles de carácter arqueológico en Italia. Dichos criterios, como es sabido, eran claramente opuestos a las reconstrucciones, permitiendo así que las modernas intervenciones y añadidos resultasen claramente identificables. Por otra parte, si bien hoy en día en la mayoría de los países occidentales la legislación tiende afavorecer la rehabilitación de espacios y edificios históricos, ésta resulta habitualmente más cara que la construcción de nueva planta, entre otras razones, a causa de su carácter excepcional. También incide en ello el hecho de que la mayoría de los arquitectos y de la mano de obra carecen de conocimientos y preparación suficiente para trabajar con las técnicas, estructuras y materiales tradicionales,cuyo ensamblaje con los nuevos resulta difícil en todo caso. Todos estos factores, entre otros, han propiciado que la economía, la sensibilidad colectiva, el sector de la construcción y los técnicos estén habituados a la incidencia de la arquitectura moderna en los cascos históricos, y al uso de los materiales que son consustanciales a ésta. De esta forma, se ha hecho muy difícil mantener laarquitectura y disposición de las ciudades y pueblos históricos, sus estructuras y elementos genuinos, sus perspectivas, su entorno, y los valores ambientales y espirituales característicos que conformaban su personalidad y su capital cultural.

También hay que tener en cuenta que el concepto de patrimonio se ha ampliado hasta traspasar todas las barreras de contenido, estilísticas y...