Fantasmas

Páginas: 592 (147971 palabras) Publicado: 7 de febrero de 2011
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Dean R. Koontz

Fantasmas

PRIMERA PARTE

VÍCTIMAS

Se apoderó de mí el miedo y me puse a temblar.

Libro de Job, 4,14

El espíritu humano civilizado (...) no puede
librarse de una atracción por lo sobrenatural.El doctor Fausto, THOMAS MANN

1

Los calabozos municipales

El grito sonó breve y distante. Un grito de mujer.
El agente Paul Henderson alzó la vista de su ejemplar del Time y ladeó la cabeza, escuchando con atención.
Unas motas de polvo se movían ociosamente en el brillante rayo de sol que se colaba por una de las ventanas de doble hoja. La finasegundera roja del reloj de pared completaba sus círculos sin el menor sonido.
El único ruido que se apreciaba era el crujido de la silla de despacho cuando Henderson cambiaba de posición en ella.
A través de unos grandes ventanales, el agente contempló una parte de la calle principal de Snowfield, Skyline Road, que aparecía absolutamente tranquila y pacífica bajo el sol dorado de la tarde.Únicamente los árboles se movían, con sus hojas meciéndose bajo una suave brisa.
Después de escuchar con atención durante unos segundos, Henderson no estuvo seguro de haber oído algo realmente.
Imaginaciones, se dijo. Meras fantasías.
Casi habría preferido que alguien hubiera gritado de verdad. Se sentía inquieto.
Durante la temporada baja, de abril a septiembre, Henderson era el únicoagente asignado permanentemente a la comisaría de Snowfield, y el trabajo era tedioso. En invierno, cuando la población acogía a varios miles de esquiadores, había que encargarse de los borrachos, intervenir en las peleas callejeras e investigar los robos en las habitaciones de hoteles, pensiones y moteles donde se alojaban los visitantes. En cambio, ahora, a principios de septiembre, únicamenteestaban abiertos el Candleglow Inn, una pensión y dos pequeños moteles. Además, los residentes eran gente tranquila y Henderson –que apenas tenía veinticuatro años, y estaba terminando su primer año como agente – se aburría soberanamente.
Lanzó un suspiro, echó una ojeada a la revista que tenía sobre el escritorio... y escuchó otro grito. Como la vez anterior, éste también fue breve y lejano,pero, en esta ocasión, parecía una voz de hombre. No era una simple exclamación de excitación o un mero grito de alarma; era el sonido de una voz aterrorizada.
Henderson frunció el ceño, se incorporó y se dirigió hacia la puerta mientras se ajustaba el revólver, guardado en su funda, junto a la cadera derecha. Cruzó la puerta batiente de la barandilla que separaba la zona destinada al públicode las celdas de prevención. Ya estaba casi en la puerta de la comisaría cuando percibió un movimiento en la oficina, a su espalda.
Era imposible. Llevaba todo el día solo en la comisaría y las tres celdas habían permanecido desocupadas desde principios de la semana anterior. La puerta de atrás estaba cerrada, y era el único acceso al depósito de detenidos, sin contar la entrada principal.Sin embargo, cuando se volvió, Henderson descubrió que ya no estaba solo. Y, de pronto, desapareció de él todo aburrimiento.

2

De vuelta a casa

Durante el crepúsculo de aquel domingo de principios de septiembre, las montañas sólo estaban teñidas de dos colores: verde y azul. Los árboles –pinos y abetos– parecían vestidos con el mismo fieltro que cubre las mesas de billar. Aquí yallá, las frías sombras azules aumentaban de dimensión y minuto a minuto adquirían tonalidades más oscuras.
Tras el volante de su Pontiac, Jennifer Paige sonrió, embebida por la belleza de las montañas y por la emoción de estar regresando a su lugar de origen. Aquél era su hogar.
Salió de la autopista estatal y condujo el coche por la carretera comarcal que ascendía serpenteando unos seis...
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