filosofia

TÓPICOS DE DILEMAS ÉTICOS
Reflexiones sobre la dicotomía entre el discurso y la acción en el plano de la moral y la responsabilidad ética

LA NORMALIDAD COMO ANORMALIDAD

Nuestra actualidad parece estar plagada de dicotomías, algunas calificadas e identificadas desde el sentido común con cierta facilidad y otras ni siquiera percibidas en la cotidianidad, son precisamente estas dicotomías nopercibidas las que rigen o determinan el tipo de discursos morales y las responsabilidades éticas que emanan de los mismos, por ello la necesidad de someter a un examen crítico a ambos, para ese propósito resulta conveniente recurrir al aporte de dos reconocidos filósofos: Hannah Arendt y Hans Jonas. Tanto Arendt como Jonas asumen como un rasgo naturalmente humano la propensión al bien, por loque se deduce un rechazo al mal, como parte de la condición humana. Bajo estos términos es pertinente preguntarse ¿Quién determina qué es el mal? y por derivación: ¿Qué está mal o qué es malo? Inversamente proporcional a ello, también es válido plantearse las mismas preguntas, pero en relación al bien y a lo bueno. Desde la intersubjetividad planteada por Arendt, lo bueno y lo malo estándeterminados por el conjunto de subjetividades, una conciencia común, si se quiere, que asuma el mundo en términos de “lo deseable” para la pluralidad (Arendt, 1993, pág. 19); es decir, aquella que propenda a la preservación de lo plural en los mejores términos y condiciones posibles. Este concepto va asociado a la idea de promesa común que dota de sentido a la pluralidad, prefijando su telos y derivandolineamientos generales que orienten las acciones conducentes a sostener un colectivo intersubjetivo. Expresado de esta manera, queda en evidencia que el hablar del bien y el mal, así como de lo bueno y lo malo en un marco que posee sentido, en tanto es capaz de establecer lineamientos generales que guían u orientan, pone de relieve la necesidad de hablar de la responsabilidad, sus agentes yalcances; responsabilidad que no puede asumirse de por sí como únicamente distinguible en la pluralidad, la responsabilidad es primigeniamente individual, al menos desde nuestra interpretación. Eso es lo que conecta el pensamiento de Arendt con el de Kant, una responsabilidad nacida, meditada y proyectada a la pluralidad desde el individuo. La acción individual pensada como aplicación para la totalidadde individuos, aquellos que en términos de Arendt sostienen el mundo como intersubjetividades. En una pluralidad que goza de una promesa común, y que determina las pautas para establecer dicha promesa común, cada integrante se hace responsable de sostener el marco también común con sus acciones y discursos, para lo que debe procurar atingencia entre ambos. La ruptura de la responsabilidad porparte de uno o de algunos integrantes de la pluralidad pone en riesgo la coherencia de los lineamientos prefijados por la intersubjetividad y conduce a una crisis en la valoración de las acciones, pudiendo llegar, con el tiempo y la expansión, a confundirse lo bueno con lo malo, lo correcto con lo incorrecto; o, en situaciones aún más complejas, asumir la normalidad como lo extraño, lo inusual, loalterado. De ser así, el agente cuya acción intersubjetivamente considerada como correcta o buena se convertiría en extraño, su acción misma sería valorada como se valora un rara avis , en tal medida su acción ameritaría ser difundida, resaltada y hasta recompensada por el colectivo o sociedad que ve en ella la concreción del ideal (muchas veces lejano y nebuloso para ellos mismos), ideal del quevarios ya no participan directamente, pues se les ha vuelto impracticable e incomprensible en tiempos actuales. Esta inversión explicaría por qué un acto de honradez como la devolución de dinero a su legítimo propietario, merece ser titular en la prensa y parece requerir, con muda exigencia compartida, una recompensa. Estamos llegando al extremo de hacer monumentos, colocar placas conmemorativas o...