FOUCAULT Michel El Pensamiento Del Afuera

Páginas: 41 (10014 palabras) Publicado: 11 de julio de 2015
El pensamiento del afuera
Michel Foucault
TRADUCCIÓN DE MANUEL ARRANZ
PRE-TEXOS, Valencia, 1989

1
MIENTO, HABLO

La verdad griega se estremeció, antiguamente, ant esta sola afirmación: “miento”. “Hablo” pone
a prueba toda la ficción moderna.
Estas dos afirmaciones, a decir verdad no tienen el mismo peso. Ya se sabe que el argumento
de Epiménides puede refutarse si se distingue, en el interior deun discurso que gira
artificiosamente sobre sí mismo, dos proposiciones, de las cuales la una es objeto de la otra.
La configuración gramatical de la paradoja (sobre todo si está urdida en la simple forma de
“miento” por más que trate de esquivar esta esencial dualidad, no puede suprimirla. Toda
proposición debe ser de un “tipo” superior a la que le sirve de objeto. Que se produzca un
efecto derecurrencia de la proposición-objeto a aquella que la designa, que la sinceridad del
Cretense, en el momento en que habla, se vea comprometida por el contenido d su afirmación,
que pueda estar mintiendo al hablar de la mentira -todo esto es menos un obstáculo lógico
insuperable que la consecuencia de un hecho puro y simple: el sujeto hablante es el mismo
que aquel del que se habla.
En el momento enque pronuncio lisa y llanamente “hablo”, no me encuentro amenazado por
ninguno de esos peligros; y las dos proposiciones que encierra ese único enunciado (“hablo” y
“digo que hablo”) no se comprometen una a la otra en absoluto. Estoy a buen recaudo en la
fortaleza inexpugnable donde la afirmación se afirma, ajustándose exactamente a sí misma, sin
desbordar sobre ningún margen y conjurado todaposibilidad de erro, puesto que no digo nada
más que el hecho d que hablo. La proposición-objeto y aquella que la enuncia se comunican
sin ningún obstáculo ni reticencia, no sólo por el lado de la palabra de que se trata, sino
también por el lado del sujeto que articula esta palabra. Es por tanto verdad, irrefutablemente
verdad, que hablo cuando digo que hablo.
Pero podría ocurrir que las cosas nofueran tan simples. Si bien la posición formal del “hablo”
no plantea ningún problema específico, su sentido, a pesar de su aparente claridad, abre un
abanico de cuestiones quizá ilimitado. “Hablo” en efecto se refiere a un discurso que, a la vez
que le ofrece un objeto, le sirve de soporte. Ahora bien, este discurso está ausente; el “hablo”
no es dueño de su soberanía más que en la ausencia decualquier otro lenguaje; el discurso
del que hablo no preexiste a la desnudez enunciada en el momento en que digo “hablo”; y
desaparece en el mismo instante en que me callo. Toda posibilidad de lenguaje se encuentra
aquí evaporada por por la transitividad en que el lenguaje se produce. El desierto es su
elemento. ¿A qué extrema sutileza, a qué punto singular y tenue, llegaría un lenguaje que
quisierareivindicarse en la despojada forma del “hablo”? A menos, precisamente, que el vacío
en que se manifiesta la exigüidad sin contenido del “hablo” no sea una abertura absoluta por
donde el lenguaje puede propagarse al infinito, mientras el sujeto -el “yo” que habla- se
fragmenta, se desparrama y se dispersa hasta desaparecer en este espacio desnudo. Si en
efecto el lenguaje sólo tiene lugar en lasoberanía solitaria del “hablo”, nada tiene derecho a
limitarlo, -ni aquel al que se dirige, ni la verdad de lo que dice, ni los valores o los sistemas
representativos que utiliza; en una palabra, ya no es discurso ni comunicación de un sentido,
sino exposición del lenguaje en su ser bruto, pura exterioridad desplegada; y el sujeto que
habla no es tanto el responsable del discurso (aquel que lodetenta, que afirma y juzga
mediante él, representándose a veces bajo una forma gramatical dispuesta a estos efectos),

como la inexistencia en cuyo vacío se prolonga sin descanso el derramamiento indefinido del
lenguaje.
Se acostumbra creer que la literatura moderna se caracteriza por un redoblamiento que le
permitiría designarse a sí misma; en esta autorreferencia, habría encontrado el medio a la...
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