Frankenstein Educador

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[Trabajo práctico: “Frankenstein educador, philippe meirieu” “cartas a quien pretende enseñar, paulo freire”] |
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Frankenstein educador.
El libro de Meirieu parte de la historia de Frankenstein para plantearse y reflexionar sobre cuestiones referidas a la educación.
La primera parte del libro trata sobre la fabricación de los niños, y cita ejemplos como el mito de Pigmalión ydel Golem, el cuento de Pinocho y la historia de Frankenstein, donde en todos los casos se ha tratado de fabricar personas, en el sentido literal de la palabra fabricación.
El primer punto del que parte Meirieu es la necesidad indiscutible de la intervención de los adultos en el desarrollo del niño. Los adultos son quienes introducen a las nuevas generaciones en el mundo, un mundo por cierto yaexistente y por lo tanto heredado, educar es entonces introducir a un universo cultural.
Ahora bien, que los adultos intervengan sobre las nuevas generaciones no debe hacer caer en la idea de que a los niños hay que fabricarlos tal como Pigmalión fabrica una mujer de marfil, como el carpintero fabrica a Pinocho, o como el Dr. Frankenstein fabrica su criatura.
El primer mito, el de Pigmalión,permite ver cómo aquellos educadores que conciben la educación como fabricación, pretenden “dar vida” a “su obra”, al igual que el escultor pretende dar vida a su estatua.
La historia de Pinocho plantea otra cuestión interesante. “El problema de situarse en el yo”, este dilema se suscita en un cuestionamiento “¿Dar el gusto a otro o dárselo a uno mismo?”. Cuando la educación se entiende bajo estamirada fabril, el resultado es un ser ideado, fabricado por el hombre para ser manipulado, pero ahí hay una persona que existe e indudablemente en algún momento el dilema planteado anteriormente surja, y es en ese instante cuando ese sujeto se resiste a los gustos e intereses ajenos que puede finalmente situarse en el yo.
Avanzando en la lectura, otra cuestión surge, que fue denominada por elantropólogo Gregory Bateson como “doble imposición” “te obligo a adherirte libremente a lo que te propongo”, la cuestión resulta paradójica: o bien uno obliga a otro y renuncia a que el otro sea libre, o bien hay que asumir el riesgo de la libertad del otro y, entonces, no hay ninguna garantía de que se adhiera a nuestras proposiciones. Meirieu plantea la siguiente pregunta referida a esta cuestión:¿Se puede renunciar a “hacer al otro” sin, con ello, renunciar a educarlo?
Finalmente llegamos a la historia de Frankenstein. Cuando decimos “Frankenstein” inmediatamente pensamos en el monstruo y no en su creador que es quien se apellida Frankenstein. Esto se debe sin lugar a dudas a que el monstruo es la obra del Dr. Frankenstein, él es su creador, es una suerte de clonación donde se confunden lasidentidades. Ese mimetismo resulta belicoso, la creación no puede tomar su puesto sin quitar del suyo a su creador.
El Dr. Frankenstein abandona a la criatura, la trae al mundo, le da vida y luego la deja librada a su azar. Aquí se puede ver que la educación como fabricación hace exactamente lo mismo que el Dr. Frankenstein, supone que educar es solo un “montaje” y que el trabajo ha terminadocuando se construye el cuerpo, cuando en realidad educar es acompañar en el mundo.
Ya en el final de la primera parte del capítulo, Meirieu distingue entre la educación como praxis y como poiesis. Esta última es una fabricación que se detiene cuando ha alcanzado su objetivo. La educación no puede ser nunca entendida como una poiesis, señala, ya que entenderla de este modo sería tratar al sujetocomo una cosa de la que podría decirse, antes de empezar a educarla, qué debe ser y de qué modo exacto podrá verificarse si corresponde con lo proyectado. En la praxis, advierte, la autonomía no es una finalidad, es un comienzo, no está terminada, no admite ser definida por un estado o unas características cualesquiera.

En el segundo capítulo del libro, Meirieu habla de la verdadera revolución...