Gabriel Garcia Marquez
En el breve discurso quepronunció con motivo de la entrega del prestigioso premio Rómulo Gallego, por su obra Cien años de soledad, Gabriel García Márquez dijo que siempre había creído que los escritores no estaban en el mundopara ser coronados, que todo premio era peligroso, que toda subvención comprometía y que todo homenaje público era un principio de embalsamiento.
Desde que publicara la mágica historia de Macondo,las estirpes condenadas a 100 años de soledad lo reclamaban como uno de los suyos y lo condenaban, a su vez, a la más dura soledad: la soledad del éxito, la terrible soledad del que se siente y se sabesolo entre una multitud que lo acosa y lo aclama:
"Lo peor que le puede suceder a un hombre que no tiene vocación para el éxito literario, o en un continente que no está acostumbrado a tenerescritores de éxito, es publicar una novela que se venda como salchichas. Ese es mi caso. Me he negado a convertirme en un espectáculo, detesto la televisión, los congresos literarios, las conferencias yla vida intelectual".
Los abuelos eran dos personajes bien particulares y marcaron el periplo literario del futuro Nobel: el coronel Nicolás Márquez, veterano de la guerra de los Mil Días, le contabaal pequeño Gabriel infinidad de historias de su juventud y de las guerras civiles del siglo XIX, lo llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical con la historia y con la realidad. DoñaTranquilina Iguarán, su cegatona abuela, se la pasaba siempre contando fábulas y leyendas familiares, mientras organizaba la vida de los miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que recibía en...
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