Globalización y democracia: complejidades y desafíos del estado-nación
El Estado, como organización jurídico-política, hegemónica y legítima —esta última cualidad, a pesar de los múltiples sentidos que se le pueda otorgar,puede sostenerse que se da en la gran mayoría de los países del orbe—, cede parte de sus facultades de regular la conducta social en cuanto a los sistemas de producción, distribución y redistribución de la riqueza, a esta otra institución social emergente que llamamos mercado. Quizás sea ese el objetivo de la globalización, o de quienes lo jalan y empujan sin cesar —me veo obligado a utilizaresta metáfora, aunque guardo algunas reservas—: “hacer funcionar al mundo como un mercado” . Al punto que muchos analistas señalan que el Estado está siendo reemplazado por éste, y reduciéndose a una mínima expresión y hasta adquiriendo el carácter de inútil para dirigir el porvenir de las sociedades altamente organizadas. Los Estados, “se entremezclan e imbrican mediante actores trasnacionales y susrespectivas probabilidades de poder, orientaciones, identidades y entramados varios”, acierta Ulrich Beck , dejando entrever que los Estados pierden autonomía y originalidad, dejando de ser lo que son, y dejando de actuar como se espera que actúen.
En este sentido, Marcos Kaplan, otro analista de asuntos políticos, ha señalado que el Estado “está amenazado por crisis nacionales y mundiales sinprecedentes, disminuido en su capacidad de acción hacia adentro y hacia fuera del espacio nacional” . Esto es, el Estado está perdiendo poder, transformándose; quizás, en un Estado trasnacional. Puesto que sus adversarios —es el término preciso— son corporaciones trasnacionales y planetarias, el Estado necesita, le urge, adquirir cualidades también trasnacionales, aunque no logre alcanzar unabeligerancia que le permita defender sus intereses, suponiendo que le sean propios. Este Estado, circunscrito a un territorio delimitado y en el cual ejerce su soberanía, al cual solemos llamar “Estado-nación”, ha dejado de ser el mismo. Ya no es el Leviatán de Hobbes. Paradójicamente, no es motivo de celebración alguna.
“Bajo el impacto de la globalización, la soberanía se ha vuelto borrosa” haescrito Giddens, aunque considera que los Estados siguen siendo poderosos. La degradación del Estado, hasta parecer un ente básicamente observador u actor pasivo que ya no es capaz de tomar decisiones soberanas inconsultas o a espaldas de los intereses y fines de entidades financieras súper poderosas y en proceso de expansión, es una realidad percibida en todo el planeta.
No ha perdido la razón eljaponés Kenichi Ohmae, escritor financiero, citado por Giddens, cuando dice que los Estados “se han convertido en meras ficciones” . La población —me limito al caso latinoamericano—, también tiene esta percepción, cuando ve que sus Estados (léase: sus gobiernos), asumen actitudes débiles y comportamientos subordinados a situaciones en las cuales, sentado frente a organizaciones trasnacionales enprocesos negociadores, toman decisiones que no favorecen a sus gobernados, sino, los perjudican y les bloquean toda esperanza de ascendencia social, negándoles el derecho de asegurar una vida de calidad, para ellos y para sus descendientes. El Estado, otrora, organismo todopoderoso, se convierte en una abstracción inconcebible y casi risible. Tal vez, en un absurdo. En un mero pretexto para...
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