Gobernabilidad

He aquí un ensayo incómodo, una reflexión “para tiempos de turbulencia”, como lo subtitula el propio autor, que desnuda muchos de los mitos sobre los que se ha construido la democracia en México. Para empezar, sostiene Samuel Schmidt, un estudioso sui generis que escribe desde muchas fronteras, la ingobernabilidad llegó para quedarse en nuestro país desde hace mucho tiempo. Ni la alternancia, nila existencia de cada vez mejores leyes y procesos electorales, en suma, ni la trabajosa democratización que hemos experimentado en tiempos recientes, han podido conjurarla o revertirla. Por el contrario, la ingobernabilidad es parte constitutiva del Estado mexicano, o mejor, de sus muchos fracasos en todos los órdenes, legal, judicial, económico, educativo, policiaco, de seguridad, político,administrativo, en suma, en todos sin excepción.

Schmidt devela un panorama nacional dramático. No hay concesión alguna. El maquillaje sólo sirve para justificar proyectos partidistas y apuntalar carreras políticas. A la hora del análisis los afeites no sirven para nada. Un buen día, el autor de estas páginas se despertó con demasiada realidad sobre las espaldas y empezó a escribir a diestra ysiniestra para aligerar en parte el peso de la historia, de los hechos sin adornos, de la cruda realidad de todos los días, de un país atrapado en sus contradicciones y rezagos de todo tipo, el “México real”, como solía decir un famoso lector de noticias. El resultado es este ensayo incómodo para muchos, pero necesario para todos, pues sólo escribiendo con pesadez, con exceso de realidad, se puedenvislumbrar mejores derroteros. Es entonces cuando el pesimismo de la mirada crítica abre un resquicio al optimismo. Se sufre pero se anhela algo mejor. He ahí el estro que explica este ensayo y a su propio autor.

Las fronteras de Schmidt, decíamos, son muchas. Está la del académico y el periodista, la del promotor cultural y el educador, la del chilango avecindado en la frontera norte, la de unmexicano en la frontera de dos mundos contrastantes, que no puede más que aguzar los sentidos. Desde ahí escribe Schmidt. Quizá por ello su prisma para ver hacia el norte o hacia el sur no tiene muchos claroscuros. Hacia el Norte la opulencia hipócrita, egoísta y xenófoba, y hacia el Sur la miseria política, cultural y económica de un pueblo machacado por años de privilegios y saqueos de lospoderosos.

No espere pues el lector de este ensayo florituras de ninguna especie. Prepárese más bien a reconocerse en los límites estructurales de una nación con mucha historia pero con un futuro turbulento, si extrapolamos nuestro trágico presente hacia los años por venir. Y está bien que así sea. No hay que temer al espejo, hay que enfrentarlo con coraje si es que aspiramos a enderezar el rumbo.Y si empezamos con las preguntas, ¿por qué la gobernabilidad como eje de búsqueda? Porque en México la gobernabilidad ha sido y sigue siendo un mito genial, un discurso sin realidad, una quimera, un contrasentido, un sinsentido.

Según cierta corriente de opinión, los países de América Latina deben ser considerados como “híbridos”. Esta condición viene a ser el resultado de un procesocaracterizado por la mezcla constante en el ámbito racial y en el mundo más amplio de la cultura. La “hibridización” como proceso es la mejor constatación de las incertidumbres actuales como impacto de la crisis de la modernidad.

En el proceso de modernización económica y política inconcluso en América Latina, las culturas que no son completamente nacionales sino autoritarias han chocado con latransformación de los años ochenta y noventa de los mercados simbólicos. Lo existente, lo nuevo, la mezcla de cultos populares y masivos han sido producidos por la expansión urbana, por lo que las formas tradicionales de la vida política y la cultura urbana han declinado y los medios han llegado a ser los constituyentes dominantes del significado público de la ciudad, los que estimulan una esfera...