Guerra de los supremos
El partido santanderista condenó la sublevación de Pasto y ofreció al presidente sus servicios para combatirla. Los santanderistas esperaban que Márquez nombrara algeneral José María Obando para pacificar a Pasto, dado que el ascendiente de este caudillo sobre esa provincia lo convertía en la persona más indicada para aplacar a los sublevados. Con ello elprestigio de Obando se consolidaría y este servicio a la patria lo capitalizaría en las elecciones presidenciales del año siguiente.
El presidente Márquez nombró, sin embargo, al generalPedro Alcántara Herrán como comandante de la fuerza militar encargada de sofocar el alzamiento, con lo que destinó los laureles de esta acción militar a aprestigiar más bien a un importantepersonero del partido de gobierno. Obando, con el fin de evitar que su amistad con los principales cabecillas de la insurrección de Pasto dieran pie para que se le sindicara de la autoríaintelectual de la misma, abandonó el Cauca y se dirigió a Bogotá con el objeto, según dijo, de que el gobierno pudiera vigilar de cerca su conducta.
En este punto intervino la fatalidad, o elmaquiavelismo político, para hacer que una sublevación religiosa en una provincia se convirtiera en una guerra nacional por el federalismo, conocida con el nombre de guerra de los Supremos.
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