Historia Argentina

Una persona como yo se da cuenta que está aburrida de este mundo y de la limitada realidad cuando encuentra en los libros un refugio contra todo: el estrés, los amigos, los enemigos, la familia, la pareja, el trabajo, el colegio, la vida en general. Cuando ya nada alcanza para sentir emociones fuertes que dejen un rastro innegable, que hagan que el cuerpo reclame a por más. Si un libro realmenteme gusta estoy deseando eso con todo mi ser: seguir leyendo para sentir esas emociones que no puede proporcionarme el mundo real, es como una droga a la cual aferrarse, una que no hace mal.
Sofía Pascucci

1 Despedida

Si bien había amanecido soleado, el interior de Sophie se encontraba oscuro, marchito y repleto de escombros: lo que quedaba de un corazón roto y despedazado de la manera máscruel y despiadada.
A su lado una chica que parecía unos pocos años más joven sollozaba mientras agitaba el brazo por la ventanilla fuera del tren saludando a sus seres queridos. Por un momento Sophie la envidió, al menos ella si tenía de quien despedirse, por lo que la joven recordaba, la última persona que se había despedido de ella no había dejado más que un profundo hueco, un agujero negro,donde se suponía que se encontraba su corazón. Pero como la recluta más fuerte y mejor entrenada del pelotón no podía permitirse derramar ni una sola lágrima, no había momentos de tristeza, depresión o debilidad para ella. Si se lo permitía por tan sólo un instante no podría parar.
El tren se puso en marcha y la mayoría de las adolescentes en él se inclinaron sobre sus respectivos asientos parapoder alcanzar las ventanillas y saludar a la poca familia que cada una tenía. A muchas de las cuales no volverían a ver jamás.
En cuanto comenzaron a alejarse de la estación y empezaron a ser visibles tan solo los bosques que rodeaban su ciudad natal, Enebra, Sophie empezó a sentir el peso de la comandancia.
-¡Atención!- exclamó con autoridad poniéndose de pie en el vagón –Tenemos doce horas hastala llegada a nuestro destino, Ciudad Capital, durante las cuales quiero al pelotón en excelente forma- continuó –Por lo tanto, a las 20:30 p.m. puntuales se servirá la cena en el salón comedor, llenen sus estómagos, luego el toque de queda indicará la hora de dormir- observó el vagón fijándose en los rostros de cada joven allí –Tendremos una larga jornada de entrenamiento a nuestra llegada¿entendido?-
-¡Sí comandante!- asintieron todas las jóvenes a la vez, las cuales al empezar a dar su discurso Sophie permanecían con una mano sobre las sienes como es debido en un soldado que escucha órdenes.
-Pueden descansar, soldados- ordenó la comandante, y cada una de las jóvenes descendió respetuosamente las manos hasta sus regazos.
Luego del anuncio, Sophie dio un vistazo en redondo al vagón,que rápidamente se llenó de murmullos y voces risueñas que conversaban como si se tratase de un viaje a disfrutar de un día de campo. Más que un vagón de soldados, parecían un tropel de chiquillas emocionadas en un viaje escolar. Pero las apariencias engañaban y cada una de esas jóvenes, sabía la comandante, era parte de una brigada especial entrenada para ser no menos que letales asesinas. Treintaletales asesinas a su disposición, incluyéndose, y entrenadas por ella misma, armas de guerra capaces de quitar la vida con tan solo un alfiler. Los tiempos difíciles que transcurrían lo ameritaban.
Sophie recordaba muy bien el comienzo del desastre, un continente entero partido a la mitad, aislado del resto del mundo. Porque los propios habitantes de ese mundo lo habían decidido así.
Se retiróa la cabina que le había sido asignada en el tren, era la más espaciosa y disponía de un escritorio equipado con lo necesario para trasmitir información a sus superiores sin el más mínimo riesgo de ser interceptada, con la mejor tecnología.
Se sentó detrás del escritorio y dio una orden de voz: “Comandante 007, Sophie Adams”, tras lo cual de la superficie de madera sólida surgió una pantalla...