Hola
Fui hasta la estación. Las calles estaban tan vacías como el andén. Solo un hombre con un abrigo largo, color negro, se hallaba en espera del próximo tren. Sussolapas levantadas sumadas al sombrero, me impedían verle la cara y calcular su edad.
Sentí un poco de temor. Todos los noticieros y losdiarios hablaban de asaltos, violaciones y secuestros que se producían en las noches.
Me senté un poco lejos y saqué el sprite de defensa de lacartera para estar preparada por si acaso.
Sin embargo el hombre, no se movía ni un milímetro. Estaba parado justo en el límite de la franjaamarilla.
De pronto se escuchó el pito del tren que se acercaba a toda velocidad.
Respiré aliviada, seguramente vendría cargado con otrospasajeros y podría sentirme un poco más segura. En la próxima estación me esperaba mi padre.
El tren aminoró en algo su velocidad y justo enel momento en que entraba a la estación el hombre saltó la línea y se tiró a las vías. Cuando cayó, un papel voló por el aire.
Espantada porlo sucedido, corrí a buscarlo pensando que allí estaría el motivo del suicidio.
Efectivamente decía. “Siempre me pregunté cuanta valentíase necesitaba para saltar esta línea en el momento preciso. Ahora sé que lo que hace falta es no tener ningún motivo para no hacerlo.”
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