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Basta morir
Iris García Cuevas
“Como un dolor que avanza y se abre paso entre vísceras
que ceden y huesos que resisten, como una lima que lima
los nervios que nos atan a la vida, sí, pero también como
una alegría súbita, como abrir una puerta que da al mar,como asomarse al abismo o llegar a la cumbre...”
Octavio Paz
Los trabajos del poeta
Personajes
MARITZA ZALDÍVAR, escritora de novelas policiacas.
ARMANDO OJEDA, comandante de la policía judicial.
FERNANDO RODRÍGUEZ, poeta.
ANA TRUJILLO, abogada.
GUSTAVO TORRES, reportero de nota roja, joven, con vocación de detective.ARTEMIO SÁNCHEZ, judicial.
Espacio
Una sala. Lo mismo será la del departamento de Maritza Zaldívar, la del
comandante Ojeda, la recepción de la oficina del Ministerio Público, la sala de
espera de un hospital y cualquier otra sala que sea necesaria.
Maritza está sentada con los pies sobre el sofá. Viste ropa cómoda. Está descalza.Hay hojas esparcidas por el suelo. Ella tiene algunas en la mano que lee y corrige
con un lápiz mientras se bebe un güisqui. Tocan el timbre. Ella lo ignora unos
momentos. Insisten.
MARITZA: (Tirando los papeles) ¡Puta Madre! (Gritando) ¡Ya voy! (Va a la puerta y
abre) ¿Sí?
OJEDA: (Entrando, con un libro de Maritza en la mano) ¿Maritza Zaldívar?
MARITZA: ¿Quién la busca?OJEDA: Soy el comandante Ojeda. (Pausa) He leído sus novelas (Le muestra el
libro).
MARITZA: (Cortante) ¿Vino por un autógrafo?
OJEDA: (Contrariado) No. (Pausa) Me apena mucho lo que voy a decirle. (Pausa)
Se trata de su esposo.
MARITZA: ¿Esposo?
OJEDA: Fernando Rodríguez.
MARITZA: (Hace un gesto al comandante para que pase y cierra la puerta) Claro.
Mi esposo.OJEDA: Lamento ser yo quien le dé esta noticia…
MARITZA: Al grano, comandante. Estoy ocupada.
OJEDA: Es que… Lo encontramos muerto.
MARITZA: (Termina el contenido de su vaso. Mantiene la calma) ¿Dónde?
OJEDA: En su departamento de Reforma.
MARITZA: (Se sirve otro trago antes de contestar. Bebe un poco. Respira
profundo) Me alegro.
OJEDA: ¿Cómo dice?MARITZA: (Viendo al comandante de frente) Que me alegro. Me alegra que esté
muerto. Me alegra saber que nunca voy a volver a verlo. ¿Eso es todo?
OJEDA: (Desconcertado) Aparentemente fue suicidio, pero el asunto no es claro
todavía. Estamos investigando (Pausa en la que se miran).
MARITZA: Bien, ya estoy enterada. Por favor cierre la puerta antes de salir.Maritza recoge algunas hojas y vuelve a sentarse a corregir, el comandante Ojeda
permanece de pie junto a ella. La observa.
MARITZA: (Luego de un momento de incomodidad) ¿Se le ofrece algo más?
OJEDA: Sí, lamento molestarla, pero tengo que hacerle algunas preguntas.
Entiendo que estaban separados…
MARITZA: (Alterada) Desde hace tres años, así que no tengo ninguna información
que ofrecerle acerca de la vida de ese hombre.OJEDA: ¿No habían vuelto a verse desde entonces?
MARITZA: Sí, más frecuentemente de lo que yo hubiera querido. Cada vez que se
quedaba sin dinero, estaba deprimido, se emborrachaba, o le pasaba algo
tremendo que le hacía comprender que yo era lo mejor que le había pasado
en la vida. Ya estaba harta. (Pausa. Respira profundo para recuperar lacalma. Bebe un trago. Mira a Ojeda con malicia) ¿Qué? ¿Acabo de
convertirme en sospechosa?
OJEDA: (Sonríe) No. Un asesino procura ocultar su animadversión contra la
víctima. Creo que este exabrupto la descarta. Usted debería saberlo.
MARITZA: (Sonríe también) Quizá lo sé y sólo lo hice para confundirlo (Pausa)
¿Cuál dijo que era su nombre?
OJEDA: Ojeda (Le tiende la mano), Armando Ojeda, para servirle....
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