Iglesia católica y franquismo

IGLESIA CATÓLICA Y FRANQUISMO
Repaso histórico (1931-1971)

Para entender la relación entre la Iglesia Católica y el régimen franquista durante los años de la dictadura, primero debemos remontarnos a 1931. La proclamación de la Segunda República el 14 de abril de aquel año, abrió las puertas a toda una serie de reformas políticas cuyo objetivo era la secularización del Estado, a través de laseparación legal entre éste y la Iglesia. A lo largo de 1932 y 1933 se fueron introduciendo leyes en esta dirección. La financiación estatal de la Iglesia desapareció en dos años, se legalizó el matrimonio civil y el divorcio, se prohibió la enseñanza a las órdenes religiosas, los cementerios fueron secularizados y se disolvió la compañía de Jesús, confiscándose todos sus bienes, al tiempo quelas actividades del resto de órdenes religiosas se vieron limitadas.
Esta legislación laicizante terminó con siglos de privilegios económicos y jurídicos de la Iglesia Católica, y a pesar de que ésta había reconocido a la República, y pretendía mostrarse neutral y separada del debate político, tan pronto como se fueron planteando las reformas se dio lugar a una fuerte reacción entre las filascatólicas de religiosos y laicos.
Al mismo tiempo, en la esfera social se hizo latente un creciente clima de anticlericalismo, especialmente palpable durante la Revolución de 1934 con el asesinato de clérigos en Asturias.
De esta forma, durante la etapa republicana se vivió una progresiva polarización de la sociedad española que en el plano religioso se representó, por un lado, en el cada vezmayor sentimiento de odio hacia la Iglesia por parte de amplios sectores radicalizados de la cada vez más politizada clase obrera, y por el otro, en una Iglesia obsesionada con una supuesta revolución social inminente que acabaría con los principios de la religión, y que sin embargo, según la mayoría de historiadores, era muy poco probable que realmente fuera a darse.

En julio de 1936 estalla laGuerra Civil. La reacción al golpe en las filas del clero es desde el principio muy positivo, especialmente entre las bases, con gran apoyo de grupos como Acción Católica o la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP). La Iglesia encuentra en la adhesión a la causa de los sublevados el camino para dar marcha atrás a las leyes secularizadoras de la República. Pero bien pronto verá queel conflicto le puede brindar muchas más oportunidades.
Hacia los años treinta, la influencia religiosa en España era muy desigual en el territorio. En algunas regiones, como Galicia o Castilla la Vieja, seguía teniendo gran peso, pero en muchas zonas rurales del país y en las grandes ciudades, amplias partes de la población habían abandonado la práctica religiosa. Después de tantos gobiernoshostiles o indiferentes al papel institucional que la Iglesia pretendía, con el conflicto, ésta empezaba a imaginar un régimen aliado a sus intereses, que le permitiera llevar a cabo la recristianización del país.
Realmente, la Iglesia no conocía las intenciones concretas que tendría respecto a ella un régimen que hasta el momento no parecía tener un programa político definido, pero la oposición ala República bastó para abrazar de forma prácticamente unánime la causa de los nacionales. El apoyo tuvo un carácter muy emocional, y dio una gran legitimidad al conflicto al presentarlo como una cruzada encaminada a salvar a la religión de los enemigos que pretendían destruirla. Lo cierto es que, tras el estallido de la contienda, la violencia anticlerical alcanzó niveles históricos en la zonarepublicana, y la llegada de noticias sobre el Terror rojo dio más argumentos a quienes defendían la idea de la Guerra Civil como guerra santa.
En el área ocupada por los militares, pronto se dieron los primeros pasos de acercamiento entre los sublevados y la iglesia. Se reintrodujeron los crucifijos en las aulas, llegó la censura de libros y publicaciones no afines a la doctrina eclesiástica,...