insurgencia

El suelo comenzó a estremecerse, la improvisada carretera construida a base de piedra y arena evidenció con temblor estrepitoso la llegada hecha carne y hueso de la indignación de un pueblo. Paso a paso se sentía la ira que tiempo atrás había congregado a los habitantes de Coracá y los asemejaba a una manada de elefantes, esta vez, el supuesto orden se rompía al igual que las ilusiones por algúntipo de igualdad, esta vez, ni el prestigio, ni el dinero, ni el estrato iban a permitir la opresión hacia ningún ser humano; esta vez la libertad de expresión no estaba en función del status ni el apellido. Por eso, el escuadrón de hombres armados sintió la necesidad de huir ante el inminente peligro que se aproximaba. Sus instintos les advertían que era más fuerte el enemigo. Cada huella quedejaban al pasar, vislumbraba un trágico desenlace.
Más que las personas, la verdadera causa del bloqueo eran las promesas incumplidas que por años habían dejado en el olvido a cada uno de los Coraqueños. Adicional a esto, la extrema desigualdad que parecía marcar dos mundos en paralelos distintos. El hambre ya no movilizaba al grupo en busca de alimento sino en busca de justicia.
Los pasos detodos los protestantes, permitían distinguir el caminar de un niño pequeño: Pedro Hernández, quien acababa de cumplir 11 años, confundía su presencia entre voces y arengas. Su madre lo protegía al igual que una loba a su cachorro. Pedro, un niño inquieto intelectualmente y de rebosante curiosidad, observaba con detenimiento la situación por la que estaba viendo rodeado. Se preguntaba qué provocabala furia e indignación de ese pueblo, y por su mente se cruzaban vagos pensamientos tratando de dar solución a esos cuestionamientos. La obediencia impuesta hacia su madre, lo hacía mantenerse a su lado siempre, y su vez, una lenta internalización de valores y principios gobernaban su conducta. Distinguía la fantasía de los pocos cuentos que había tenido la oportunidad de leer, de la realidadque estaba viviendo en ese momento. No era a un dragón al que tenían que vencer, sino a un escuadrón armado de las fuerzas armadas, y los soldados y valientes guerreros, esta vez tenían ruana y sombrero.
Parecían hienas y leones a punto de pelear por un mismo territorio, cada piedra lanzada significaba una promesa incumplida. El cálido atardecer se difuminó entre gases enceguecedores. Alguien teníaque ganar y definitivamente la unión hacía la fuerza. (DANI, PODRÍAS MIRAR ALGUNA PELEA ENTRE ANIMALES Y DESCRIBIRLA EXACTAMENTE PERO CON PERSONAS?)
Pedro se había extraviado de los brazos de su madre corriendo en busca de un escondite. La angustia que reflejaba su mirada se centró en una escena impactante. El ritmo cardiaco de Pedro parecía ser más veloz que los pasos de los manifestantes, lasudoración de sus manos y su falta de aire indicaban la intranquilidad de su supervivencia, él no buscaba comprender por qué había llegado allí, simplemente buscaba un refugio, las explicaciones vendrían después, escapar de los gases era lo que en realidad importaba. La escena que el niño vio fue a Don Raúl, su vecino, un hombre de 40 años, quien estaba siendo agredido sin compasión por ununiformado cuyo rostro y cuerpo parecían sacados de esas historias de ciencia ficción que él leía con avidez por las tardes después de ir a su improvisada escuela. Su armadura negra escondía una identidad que en el fondo era exactamente igual a la de Don Raul. Parecían haberse detenido los segundos, hombre a hombre se enfrentaban y la supervivencia del más fuerte resumía todo a la vida o a la muerte.Por las venas de cada individuo aumentaba el nivel de adrenalina, un pequeño planeta en los ojos de cada uno parecía dilatarse brindando una amplia perspectiva de la escena. Tanta angustia, tantos malos presentimientos no eran infundados sin razón; como seres humanos que somos, no contamos con garras ni dientes filosos, nuestra razón nos ha provisto de artilugios de fuego capaces de destruir la...