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 Un día de concierto

La invitación llegó a través de Alberto Franco, director del Centro Cultural Necochea y la Biblioteca Andres Ferreira de nuestra ciudad, y que fuera uno de misprofesores de dibujo.
Esta vez concierto de Piano y Violonchelo.
El motivo… la inauguración de la 9º semana de “Arte en la Orillas del Quequén”.
Día lluvioso y frío, que nos invita a quedarnos encasa. Pero la propuesta nos seduce. Llegamos temprano con Patry, mi esposa. Ya en el hall de entrada nos encontramos con Emilia, compañera del secundario y profesora de historia que oficia algunas vecesde consejera cuando la inseguridad me estruja en algún descuido. Nos presenta a una colega y nos prestamos a ingresar a la sala donde se realizará el concierto. Nos reciben Marga y Abel, docentes dela escuela anfitriona y nos obsequian unos folletos donde vemos los nombres de los músicos : Sergio Balderrabano en Piano y Daniel Sergio en Violonchelo.
En unos minutos el silencio se adueña dellugar y los protagonistas hacen su aparición en el escenario. Comienza la función. El piano es el primer protagonista y el violonchelo casi tímido va tomando su lugar lentamente. Una paz indescriptiblenos envuelve en cada tema. Un espectáculo de gran nivel se desarrolla en la noche húmeda y ya no tan silenciosa.
A cada tema el público aplaude incitando a los músicos a seguir tocando. El rey deteclas blancas y negras muestra el camino y el soldado con sus cuerdas lo sigue. Una dulzura indescriptible para nuestros oídos.
Se suceden los temas e inexorable llega el final, no sin antes responderal pedido de bis de todos los presentes.
En el final un aplauso interminable que despide a los músicos.
Nos levantamos, saludamos a nuestros amigos y nos volvemos a casa. Sorprendidos por tanta buenamúsica y tan alto nivel.
Ya en nuestro hogar nos espera nuestro hijo, con el volumen muy alto y el rock que estalla en las paredes.
Terminamos la noche tocando la guitarra y cantando una canción...