La 6Ta Ola De La Innovacion
Una perspectiva histórica de la innovación.
Xavier Ferrás
Innovación 1.0: el óvulo tecnológico.
Las primeras aproximaciones a la innovación, ya desde mediados del siglo XX,
conceptualizaban el fenómeno como un proceso lineal que tenía básicamente dos
actores: los departamentos de I+D de las empresas, y el mercado. Innovar era,
fundamentalmente, inventar y, posteriormente, vender la invención. Era la época de la
Innovación 1.0.
Poco se sabía entonces de dirección estratégica de organizaciones. En ese momento de
la historia económica, de hecho, el concepto de estrategia no era siquiera relevante:
gestionar una empresa, incluso un gigante como General Motors, en un entorno de
mercado expansivo, competición débil y déficit de oferta, era como heredar un gran
edificio: únicamente se debía conservar y realizar ajustes. Se trataba de una tarea de
mantenimiento de estructuras. La mecánica de la dirección de empresas consistía en
producir y vender sin problemas. No era necesario tomar grandes decisiones estratégicas. En este contexto, la innovación no pertenecía a la esfera estratégica de la
empresa, porque la estrategia, simplemente, no existía.
Esta primera aproximación a la innovación asumía el mercado como una fuente
homogénea y permanente de ventas (de hecho, el mercado asimilaba todo lo que se
producía). Y los procesos empresariales eran puramente mecanicistas, como también
lo era la lógica de la innovación: alguien inventaba (normalmente de forma
desconectada del mercado), y algún comercial vendía la invención (normalmente
incentivado por fuertes comisiones). La visión 1.0 de la innovación obviaba la
complejidad inherente al mercado. Prescindía de la sociología de los mercados y de la
psicología del consumidor. Era un puro ejercicio de impulso de la tecnología disponible
hacia un ente (el mercado) que, en principio, lo devoraba todo.
Innovación 2.0: la irrupción del mercado
Progresivamente, siguiendo un proceso inevitable de entrada de nuevos
competidores, incremento de la oferta global, e inicio de la exigencia del consumidor,
se constató la necesidad de un análisis mucho más complejo de un ente abstracto
como el mercado: no sólo era un elemento de proyección de productos (de simple
venta), no era una masa informe, desinformada y homogénea, sino que podía
interpretarse parcialmente (segmentarse), y extraer grandes oportunidades a partir de
la detección de demandas no cubiertas. La relación con el mercado dejó de ser lineal.
Existían diferentes aproximaciones a la venta, en un proceso que cada vez incorporaba
más decisiones complejas, las cuales podían condicionar el éxito o el fracaso de la
empresa. Era preciso un análisis estratégico de los mercados, y de la información que éstos podían proveer de las preferencias y comportamientos de los clientes.
Coincidiendo con la entrada de nuevos jugadores, a medida que la competencia se
intensificaba, los mercados se saturaban y el consumidor se volvía más y más exigente,
se desarrolló el marketing como cuerpo de conocimiento organizado. Empresarios,
directivos y académicos constataron que el mercado evolucionaba, estaba sometido a
una dinámica que debía analizarse con rigor a partir de la captura de la información
que proporcionaba. Debían articularse mecanismos para detectar sistemáticamente
necesidades no satisfechas de clientes, y originar así nuevos segmentos de negocio. El
mercado había dejado de asimilar todo lo que se producía, y la oferta empezaba a ser ...
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