LA APUESTA

LA APUESTA
Incluido en el libro “Todas las ciudades son Isabel” de José Tomás Angola

Debe ser que entonces era un idiota porque en las tardes pajizas, cuando el calor te lame las axilas y terestriega su hedor untuoso, me ponía a hacer apuestas conmigo mismo. Si el siguiente tipo que entra al cafetín viste de saco es que ella me ama, si la que entra es mujer es que no me ama. Inevitablementeperdía. Siempre la que se asoma a la estancia es una gorda de rostro ceroso y respiración jadeante. No sé por qué me sorprendía si mis estadísticas, las que llevaba con los fracasos, erandemoledoras. Allí siempre quedé por debajo del average. Si suena el teléfono en los próximos diez minutos es que me ama, si no suena es que no me ama. Y el muy majadero se quedaba mudo, catatónico, como si uncáncer terminal hubiese hecho metástasis en los alambres de su bocina. Si el próximo cliente pide un guayoyo es que ella me ama, si pide marrón es que no me ama. Y el muy ambulado motorizado pedía unmarrón (¡Eso sí… bien oscuro!). Entonces no tenía remedio. Igual fue aquella tarde en la que el calor caía como excremento de paloma, imperceptible y de sorpresa. Nadie asomaba en el local su rostro devicioso de la cafeína y yo me dedicaba a la innoble tarea de recargar los servilleteros. Entonces cruzó frente a nuestra vidriera un moreno de mirada acerosa, de inquietas y nerviosas oscilaciones decuerpo. Me miró. Si entra es que ella me ama. Pero el individuo observó con desinterés el negocio y luego volteó en dirección de la discotienda del Sr. Strasser. Caminó cuatro o cinco pasos y se detuvoante la puerta. Como si fuese necesaria la pausa para entrar con cierto dramatismo. Si sigue su camino es porque ella me ama. Pero entró y lo hizo con un gesto que su propio cuerpo me escondía. Laespalda se arqueó como si lo que acababa de sacar pesara mucho. No pude detallar el movimiento, sólo sé que empujó el vidrio de la puerta y se perdió en la negrura del comercio musical. Si sale...