la atlantida

Trabajo Práctico
Literatura
Nombre.
Profesora:
Curso: 5to Año.
La Atlántida 
Jacint Verdaguer
 
 
Cerca de la mar de Lusitania, un día los gigantescos cerros de Andalucía vieron luchar dos enemigos buques; flamea en el unobandera genovesa, y en el otro ronca, sediento de toma, el león de Venecia con sos cachorros.  
Van para montarse las cortantes proas, como el sol del desierto encendidas boas, para morir una u otra a revolcones; y rueda como un carro el trueno de guerra, haciendo en sos polvo sotraquejar la tierra, temerosa como ellos de ir a fondo.  
Así de verano en tarde bochornosa dos nubes apenas natos, deala negruzca, acometen, al verse, con un rugido, y, atraídos por el calor de sus entrañas, se ensanchan acercándose, las montañas haciendo estremeció al estampido del rayo.  
Con cruixidera y gemegor aferran, como espatlludes torres que se aterriza triturando con su caída un bosque de pinos; y entre a los, griterío y alarido salvaje, resuena el grito salvaje de abordaje y cien hachas roen comomastines.  
En la lucha carnívora y espantosa mezcla sos ladridos negra tormenta congriada a garbí repentinamente, y revinclades ondas s'arrastellen, sobre las naves, que crujen y se astillan como un cañaveral dentro asustado torrente.  
La espantosa abrazo más aprietan, y se topan, se revuelcan y se empujan, cotejadas ses bocas de volcanes; del horrida tormenta no se dan cuenta, y escupiendofuego y hierro abalanza en la garganta de abismos udolants.  
Tal un rasero de robles montañeses en tiempo de verano por el leñador encendidos del huracán al Rufet devorador, hace resonar por cuencas y barrancos llantos y gritos y chirridos de hombres y fieras, áspero gemido de un pequeño mundo que se muere.  
Ahogando lo fragor de la batalla, un rayo del cielo chasqueando desciende de la naveveneciana al polvorín; se abre y rueda al fondo hecha un Vesubio, mientras rompe la de Génova un diluvio de espumas, fuego y llama en remolino.  
Carga y nave las ondas tragar, y con ellas los tiburones se lo compartieron; de mil guerreros sólo lo más chico permanece; entre espuma a flote un palo obira, y, cuando el brazo para amarrar a ella estira, otra ola lo sepulta espumante.  
Tamaño del abismobraceando, y diestro su sale montado en un trozo del árbol maestro que gira donde bien le place como un corcel, y el torbellino se rebate de las zumzades como viejo pastor en medio de ses rebaños de banyegaires toros que abreva el Ter.  
Los cetáceos aflairen carne humana que el águila de mar también pide, haciendo pareja con lo curvo; por todas partes el acometen recuerdos del cataclismo; cadapaso lo chupa un nuevo abismo; quien lo sacará de su garganta? sólo un Dios.  
En la cima de un promontorio que roen las ondas que en ses plantas se arrastran, huyendo del mundo malo la vanidad, vivía un religioso de barba blanca, del árbol del saber mística rama que florecía en la dulce soledad.  
Lámpara un día del mundo, el cielo suspendida, la deslumbró con sus rayos, y en su vejez, como pormás bello renacer muere solo, dejado estaba el mundo y ses coronas, y iraní como alces sobre las olas, de su niñez halagüeño cuna.  
Y cuando de noches la tempestad ruido, dando faro a los pobres náufragos, encendía la trémula linterna del altar: y los que con ojo lleno de lágrimas la veían: Ya estamos en puerto -agenollant a decían; - veu'se- la allí la Estrella de la Mar.-  
María! ella es lonorte del joven tierno que, sintiendo en su corazón la vida encender, con más coraje rema y más deleite; y al rayo creciente de la Celístia hermosa, voz de más cerca la tierra somiosa, como virgen a la sombra de un rosal florido.  
Se acerca jadeante, mira y remira: mas ay !, lo promontorio que obira parece un peñasco por la onda descalzado: retrocede aterrorizado, como quien entre musgo de un...