La canción de Jan - Maureen Myant

Páginas: 332 (82751 palabras) Publicado: 27 de enero de 2016
La Canción de Jan
MAUREEN MYANT

Traducción de Encarna Quijada Vargas

Grijalbo

Título original: The Search
Primera edición: septiembre, 2008
© Maureen Myant
© 2008, Random House Mondadori, S. A.
Travessera de Gracia, 47-49. 08021 Barcelona © 2008, Encarna Quijada
Vargas, por la traducción
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Printed in Spain - Impreso en España
ISBN: 978-84-253-4253-0 Depósito legal: B. 26.224-2008
Fotocomposición: Anglofort, S.A.
Impreso en A & M Gráfic, S. L. Riera Can Pahissa, 14-16-18. Nave
7-8 Molins de Rei (Barcelona)
Encuadernado en Encuademaciones Balmes
GR 425 3 0

Capítulo 1
Junio de 1942, un día letárgico en el pueblo, un cielo de verano despejado salvo
por la columna de humo negro que se eleva desde la fundición en la ciudad cercana.
Sobre los campos de maíz, el aire caliente reverbera, lánguido, saturadode polen. Jan
siente el sol quemándole en la nuca y los antebrazos mientras se arrastra entre los
tallos, que pinchan. Intenta mantener la cabeza agachada. Aunque este año la cosecha
es abundante, aún no está lo bastante alta para ocultarle, y sabe que en cualquier
momento podrían verle. El suelo es irregular, y tiene que morderse el labio para no
gritar, porque su rodilla ha topado con algoafilado. Se tumba sobre la espalda para
descansar un momento, y siente la sangre tibia resbalar por su pierna. Le duele, así
que se arriesga y levanta un poco la cabeza para mirar. Se ha clavado un pequeño
fragmento de cristal. Se lo saca apretando los dientes, y presiona con fuerza para
contener la sangre. Vuelve a mirar para asegurarse de que el corte no es profundo; la
sangre le marea, siempre le hamareado, desde que de pequeño vio cómo su padre se
rebanaba la punta del pulgar cuando estaba destripando un conejo que había cazado
con una trampa. Tras unos minutos decide seguir. No tiene con qué tapar el corte y no
le queda más remedio que continuar. Le siguen muy de cerca, podrían atraparle en
cualquier momento.
Delante hay un grupo de árboles, cerca de la granja de Horak. Allí podráesconderse. Sigue arrastrándose, tratando de no tocar el suelo con la rodilla. Avanza
muy despacio, y reniega por haber empezado con tan mal pie. Por fin, el campo de
maíz se acaba; los árboles están a unos pocos metros. Se arriesga y levanta la cabeza.
Están en el otro extremo, a unos ciento cincuenta metros tal vez. Se agacha, pero
demasiado tarde: le han visto. No le queda más remedio que correr. Selevanta de un
salto, con una mueca de dolor, y corre hacia los árboles, haciendo fintas para evitarlos,
y da un traspié porque tropieza con una raíz. Un par de minutos y habrá salido de allí.
Jan corre, sintiendo una fuerte presión en el pecho, en el corazón, y llega al patio
de la granja de Horak respirando en dolorosas bocanadas. Tiene que haber algún sitio
donde esconderse. Mira a su alrededor.El sol le deslumbra y no ve al viejo perro
dormitando cerca del cobertizo. El animal se levanta tambaleante y se pone a ladrar,
pero enseguida le reconoce y se echa al suelo moviendo la cola a un lado y a otro,
levantando polvo. Jan se agacha para darle unas palmaditas, y aprovecha para
recuperar el aliento. Le duele el costado, y se lo aprieta con el puño para ahuyentar el
dolor. El perro sigueechado sobre el suelo, jadeando, mirándole con ojos suplicantes,
pero Jan no tiene nada que darle. Le rasca detrás de la oreja, le dice «lo siento» en un
susurro y se incorpora. Todavía con el corazón acelerado, mira a su alrededor. ¿El
cobertizo? No, demasiado obvio. ¿El viejo cerezo? No, las hojas no son lo bastante
tupidas y además él lleva una camiseta roja; le verían enseguida. Claro…, el...
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