LA COMIDA Y SUS FUNCIONES EN LA REGENTA


LA COMIDA Y SUS FUNCIONES EN LA REGENTA
La comida es una constante en La Regenta, rivalizando en protagonismo con sus mismos
personajes; de hecho, en torno a ellos encontramos una ingente cantidad de referencias al acto de
comer que, como veremos más adelante, no se limita a una simple descripción costumbrista, sino
que se encuentra al servicio del autor en la confección de la novela. En elpresente trabajo
intentaremos sistematizar dichas apariciones, valiéndonos para ello de las principales funciones
que desarrolla la comida en la obra: es decir, la función costumbrista, la función organizadora de
la acción, la caracterización de los personajes y, por último, la función metafórica y metonímica.
De estas cuatro, nos centraremos en las tres últimas, por considerarlas las másinteresantes.
La función organizadora de la acción es, acaso, la más importante de todas puesto que, la
comida, como alimento y como banquete, corre pareja al proceso de seducción y caída de Ana.
Comenzando ya, debemos situar la comida como alimento en el plano de lo material,
enfrentado al de lo espiritual en la novela. Como el mismo Clarín dice, “el ideal no come” (I,
406). Esta máxima tiene superfecta representación en la falta de apetito de la Regenta durante
sus temporadas místicas, si bien dudamos cuál es la actitud causante, si la religiosidad o la
abstinencia. En cualquier caso, la alimentación deficiente de la protagonista acrecienta la
enfermedad, y la consiguiente debilidad extingue los impulsos sexuales, tanto de la enferma,
como de aquellos que la observan. Dichaasociación entre la buena alimentación y el apetito
sexual es descrita con detalle a lo largo de toda la novela. La encontramos claramente en el
capítulo V, cuando las tías de Ana, viéndola enferma y sin comer, convienen en que para
encontrarle novio “lo primero era que la chica sanase y engordase” (I, 287). El mismo Don
Víctor, años después, sabe que la cura a las crisis de su esposa nace de labuena alimentación. Así
lo expresa cuando, recordándole una enfermedad pasada en Valladolid, añade: “Recobraste la
salud gracias a la fuerza de los alimentos”(I, 466-467). Sin embargo, Quintanar ignora que el
efecto de esa cura es el renacer del deseo sexual en Ana y, por tanto, también su perdición.
Mesía, en cambio, es bien consciente del hecho, y en varias ocasiones lo hace patente ante ellector. El Don Juan vetustense necesita que la Regenta se alimente para llevar a cabo su
empresa; reconoce que ella en su enfermedad está hermosísima, “pero a lo romántico”, inclinada

a lo espiritual. Nos muestra su desesperación ante el estado de Ana cuando, en estilo indirecto
libre, dice:
“< Dios. ¡Claro!¡Apenas comía! No podía levantar un brazo sin cansarse>>. Don Álvaro
calculaba, furioso de impaciencia, cuánto tiempo tardaría aquella naturaleza en adquirir la
fuerza necesaria para volver a sentir los impulsos sensuales, que eran la fe viva del señor Mesía y
su esperanza. Tardaría mucho. Mientras tanto él no podría emprender nada de provecho” (II,
225).
El Magistral, como padre espiritual yrival de Don Álvaro, defiende la postura contraria a
la de Mesía. Observamos la intención de los dos cuando ambos, en el capítulo VIII, debaten
sobre la alimentación de la Regenta (fijémonos en el consejo de Mesía, a nuestro entender nada
inocente):
“El Magistral opinaba que a la fuerza no debía comer. Entonces Mesía tomó con mucho
calor la defensa del alimento obligatorio.
-Yo creo, conpermiso de este señor canónigo, que lo principal aquí es sentirse bien; y
pronto, para que no se apodere la anemia de ese organismo...
-Oh, amigo mío- replicó el Magistral, sonriendo con mucha amabilidad -la anemia, usted
sabe mejor que yo que puede venir a pesar del alimento... Además, comer no es lo mismo que
alimentarse...
-Pues, con permiso del señor canónigo, yo aconsejaría carne cruda, mucha...

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