La esfinge - oscar wilde

Páginas: 11 (2749 palabras) Publicado: 11 de septiembre de 2010
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La Esfinge

Oscar Wilde

Ilustrado por Charles Ricketts

The Sphinx

Traducido por Julio Gómez de la Serna y E. P. Garduño en El ruiseñor y la rosa y otros cuentos - Poemas en prosa, Espasa-Calpe S. A., decimocuarta edición.

El texto en castellano en:

http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/aust/03699513122425551932268/p0000002.htm

Las imágenes y el textooriginal en inglés en:

http://etext.lib.virginia.edu/etcbin/toccer-new2?id=WilSphi.xml&images=images/modeng&data=/texts/english/modeng/parsed&tag=public∂=all

Edición digital de Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Revisión de urijenny (odoniano@yahoo.com.ar)

Digitalización de las imágenes Nick Frankel

Presentación

La Esfinge, ese poema «para perversos y curiosos», «ese poemapernicioso», según lord Alfred Douglas, a pesar de que él mismo le señale más adelante «como la obra principal, en verso de Wilde» (la Balada de la cárcel de Reading está escrita post-cárcel), es un poema pulido y retocado, en el que Wilde no dejó el cincel de la mano (como si tallase amorosamente las facetas de una piedra preciosa o como si modelase el cuerpo mórbido y sensual de una diosaimperecedera), pues lo comenzó cuando tenía veintitantos años y lo consideró como terminado cumplidos ya los treinta y ocho. Por eso La Esfinge apareció en 1894, aunque estaba concluida dos o tres años antes. Sobre este poema, en el que Wilde vaga con delectación por el viejo Egipto, a orillas del Nilo, de aguas verdosas y turbulentas, contemplando sus animales enigmáticos y el cielo violeta claro de susnoches, respirando su aire cálido, cargado de aromas y de podredumbres; sobre este poema hay momentos en que nos parece ver cernirse a gran altura el admirable y único Cuervo de Poe...

A Marcel Schowb, en testimonio amistad y de admiración.

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Desde un ángulo obscuro de mi estancia, durante más tiempo del que puedo imaginarme, una Esfinge bella y silenciosa me acecha a través de lastinieblas ondulantes.

Intangible y quieta, no se alza ni hace el menor movimiento. Poco le importan las lunas de plata y los soles remolinantes.

En el aire el rojo substituye al gris; las oleadas de luz de Luna vienen y se van, pero cuando llega el alba, ella no se va y cuando vuelve la noche, sigue ahí.

La aurora sigue a la aurora y las noches declinan, y durante todo ese tiempo esta extrañagata permanece extendida sobre el tapiz chino, con sus ojos de raso con orla de oro.

Permanece acostada sobre el tapiz, espiando oblicuamente, y sobre su pecho moreno y dorado ondea su piel suave y sedosa, con estremecimientos que llegan a veces hasta sus orejas puntiagudas.

Acércate ya, mi hermoso senescal, que dormitas en tu postura estatuaria. Acércate ya, ser de una extravaganciaexquisita, mitad mujer, mitad animal.

Acércate, encantadora y lánguida Esfinge mía, ven a colocar tu cabeza sobre mi rodilla y déjame acariciar tu pecho y observar tu cuerpo moteado como el de un lince.

Déjame tocar esas garras ganchudas, amarillo pálido, y coger a manos llenas esa cola que, semejante a una monstruosa serpiente, se enrolla alrededor de tus patas aterciopeladas.

Un millar desiglos lentos te pertenecen, cuando yo, en cambio, he visto apenas veinte estíos despojarse de su verde librea para vestir la librea abigarrada del otoño.

Pero tú sabes leer los jeroglíficos en los grandes obeliscos de granito, has conversado con los basiliscos y has mirado frente a frente a los hipogrifos.

¡Oh! Dime, ¿estabas tú presente cuando Isis se arrodillaba delante de Osiris, y viste a laEgipcia cuando hacía disolver la perla para Antonio,

y bebía aquel vino embriagado todo de la joya, e inclinaba la cabeza con un terror fingido para ver al colosal procónsul sacar de la espuma el atún salado?

¿Y espiaste a la Cipriota cuando besaba al blanco Adonis, sobre su lecho fúnebre? ¿Seguiste a Amenalk, dios de Heliópolis?

¿Hablaste con Thoth y oíste llorar a Io, coronada de...
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