La gran paradoja de la educación parvularia
¿Se le ocurriría a un paciente de incontinencia urinaria, solicitarle a su Urólogo que lo pase a buscar de camino al pabellón? Claramente no. Sinembargo esta misma pregunta, hecha respecto una Educadora de Párvulos, es absolutamente plausible y permite todo tipo de relatos verosímiles. Pareciera que el imaginario social respecto de laEducadora de Párvulos (la parvularia, como la llaman los discursos cotidianos) y su campo profesional, se han desdibujado.
Hoy en Chile, asistimos a la gran paradoja de la Educación Parvularia.Mientras más relevancia cobra la educación inicial y sus instituciones, para la construcción de capital cultural y el desarrollo social de las naciones, más se desprofesionalizan las Educadoras dePárvulos. Lo cierto es que las pedagogas especializadas en primera infancia, parecen perder credibilidad en el debate nacional educativo y político (¿Había alguna educadora de párvulos en la comisiónpresidencial para la infancia? ¿Había alguna educadora de párvulos en la comisión presidencial de educación? No y no). Cuando las profesionales de la Educación Parvularia se visibilizan en la prensa y en eldebate público, terminamos constatando la precariedad de su formación, la ambigüedad de su identidad profesional y su carácter de oficio lúdico, maternal y feminizado. Y por supuesto, ante la urgenciade contener la calidad de la educación inicial, entran a ocupar e incidir en ese campo profesional, psicólogos, economistas, sociólogos y un sinfín de especialistas distintos de la Educadora dePárvulos.
Tan precaria es la imagen social de la Educadora de Párvulos, que ante una impugnable práctica institucional, legitimada por familias, sostenedores y profesionales de su comunidadeducativa, puede terminar ella como depositaria de toda responsabilidad. La opinión pública, la justicia y el SENAME debieran advertir que este tipo de prácticas, absolutamente cuestionable desde lo...
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