LA HIPERBOLE DEL BACHILLER NEGRETTE


LA HIPERBOLE DEL BACHILLER NEGRETTE.
Culto. De eso no hay duda. Ni tampoco de su grandilocuencia. Nació y vivió en la “Odalisca de las ondas cerúleas”. Al Libertador Simón Bolívar profesó tanta admiración que lo llamaba “El osiris del cielo americano” y, cada taza de café de colado por su madre o brindado por una familia vecina la degustaba con paladar sibarita: “¡Qué delicia es la infusión denéctar de la Arabia!”.
Su gusto y las metáforas extravagantes, lo que en lenguaje llaman la hipérbole le caracterizaron. Este personaje de Maracaibo (su Odalisca), recordado una centuria después, es el bachiller José Antonio Negrette.
Quienes lo vieron y se maravillaban con su forma de hablar lo describen como un hombre que “sentía un gran afecto por su tierra y completa antipatía por todoextranjerismo”.
Era alto, moreno, de amplia barba. Vestía a la moda, lucía lentes dorados y caminaba con bastón por las calles angostas de El Saladillo y El Empedrao.
Para referirse a la leche decía “líquido perlino de la consorte del toro”. Todo en él era exagerado, refinado. Hasta los silvestres mamones tomaban otra dimensión en su voz: “peladillas vegetales”. Era un hombre con imaginación.
Esaspalabras extrañas “solo su madre las comprendía”, apuntaron los historiadores Luis Guillermo Hernández y Jesús A. Parra. Era una especie de traductora, de intérprete ante los marabinos que seguían —y en el peor de los casos, burlaban — a su hijo. “Leyó mucho desde niño”, acotaba su progenitora.
“En un pausible esfuerzo por ilustrarse, por cultivar su despierta inteligencia, Negrette leyó cuanto librocayó en sus manos, los leyó sin orden alguno, desde el Diccionario de la Real Academoa Española hasta las Vidas Paralelas. Tal método y suerte de lecturas le dieron un embrollado, pintoresco y surtido vocabulario”, describió el cronista Fernando Guerrero Matheus.
Iba de compras con su madre al bullicioso mercado, a orillas del Lago, y al regreso decía que venían de “La meca de la religión delestómago.

Para Negrette, “un oasis obligado de la miseria” era el hospital; los cigarros, “tubillos de contemplaciones” y “rotativas” las cartas.
Todo el vocabulario de Negrette era rico en metáforas. Ponía a pensar —y sorprendía— a quien le oía.
Un sandwichelo definía como “ comprimidos de maligno en latas”; los pescados, “torcaces lacustres” ; un queso,“crema de líquido perlino solidificado” y“socomusco” era el chocolate.

Negrette gozaba de buen apetito y fue una indigestión lo que lo catapultó en la memoria de su “odalisca”.
La madre llamó al médico.
— ¿Qué comió ayer, bachiller Negre- tte?, preguntó el galeno .
La respuesta fue larga, a su estilo.
—Pues, a lo que hago memoria, ingerí al alba dos posturas de aves domésticas, asesoradas por un disco de maíz cándido, todo humedecido con lainfusión del néctar de la Arabia, mezclado con el líquido perlino de la consorte del toro… Al meridiano, una artesa de la parte encefálica de un cuadrúpedo rumiante, en compañía de dos frutos en sasón del bananero; algunos piscolabis de sartén; sendas alcaparras de marrano; un triángulo de crema solidificada y un ánfora con la linfa cristalina de las cinternas doméstica, saturada con el jugo de loscañaverales ribereños.A la hora del Angelus la columna vertebral de un egipán doméstico, una media docena de confites de barbacoas, unos pellizcos de torcaces lacustres y mi acostumbrada jícara de soconusco… Por postres, unas peladillas vegetales.
El médico quedó perplejo y, como pasaba con los simples mortales de poco estudio, la madre le tradujo lo que Negrette había comido el día anterior:
—Doshuevos fritos, una arepa y café con leche en el desayuno. En el almuerzo, sesos de carnero , albóndigas, chicharrones, dos plátanos, queso y un vaso de guarapo. En la cena, rabadilla de chivato con rábanos, unas palomitas fritas, chocolate… y todavía tuvo el coraje de comerse unos mamones.
La risa del doctor retumbó en la casa de los Negrette.
—Francamente, a pesar de mi vejez y estudios,...