la leyenda

Cuento de ciencia ficción

La leyenda




El mundo ha conocido los ojos del mismísimo demonio…
Los humanos han sabido coexistir entre múltiples especies, desde elfos y enanos, hasta criaturas como vampiros y centauros. Existe un inexplicable poder, otorgado por el supremo padre de la creación. El cual solo un reducido grupo de humanos pueden soportar; teniendo a su merced lagloriosa fuerza de la naturaleza y convirtiéndose así, en brujos.
Solo Kenneth J. Brody puede hacer frente al inminente mal que se avecina, pero deberá desafiar a la bestia más feroz y aterradora de todos los tiempos. Un dragón.
El mundo ha conocido los ojos del mismísimo demonio... Y son dorados.
Nicholas Kairan era su nombre. Un nombre olvidado hace mucho tiempo, y reemplazado por uno nuevo: Azral.El hombre frente a él, que levitaba cómodamente sobre el aire, se llamaba Ariel. Ya se conocían, desde hace mucho tiempo antes de que el nombre de Nicholas fuera olvidado y reemplazado por Azral, el demonio dragón.
El mote no exageraba con la parte de “demonio”. Ya que el sujeto en cuestión, poseía un aspecto lo más parecido a un animal salvaje, con sus dientes afilados como navajas, peroimpecablemente blancos. Su cabellera color gris ceniza siempre estaba desarreglada, y cortos mechones de aleatorios tamaños descansaban sobre su frente. Una frente que poseía dos cuernos de un material semejante al mármol y del mismo color, simétricamente colocados y curvados hacia atrás. Le quedaba bien.
Tampoco, era exagerada la parte de “dragón”. Debido al peculiar hecho de que en su espalda nacíandos grandes, oscuras, espeluznantes y endiabladas alas, que se agitaban de arriba abajo en un vaivén perfectamente sincronizado. Pero no solo se basaron en eso para ponerle ese peculiar sobrenombre. Por supuesto que no. Las alas estaban bien, pero el rasgo en particular que dio su origen al temido nombre de Azral, el demonio dragón, fue sin lugar a dudas sus ojos. Unas brillantes esferasamarillas, más bien doradas, con un iris vertical tan oscuro como la noche, estaban fijamente clavados en Ariel, quien devolvía la mirada con la misma intensidad.
Ariel, en cambio, no poseía alas, ni cuernos curvados en su cabeza, por lo contrario, en ella descendían gruesas y largas mechas de cabello dorado, que terminaban su recorrido en sus hombros. Una sombra de barba negra cubría parcialmente su finorostro, y junto a su musculatura muy bien trabajada, su aspecto sería demoledor para cualquier persona. Excepto para un demonio, claro.
Ariel ladeo su cabeza en un intento de despejar su visión de los mechones de cabello que se interponían a sus azulados ojos, pero el fuerte viento que resoplaba a cinco mil metros de altura en las heladas montañas de los caídos, dificultaba la acción. Por lo quetuvo que llevar sus cabellos hacia atrás con sus dedos. —Lo repetiré. Ríndete ahora, y se te será perdonado de todo delito cometido… Enfréntame, y morirás.
La respuesta a tal amenaza no fue la que Ariel se esperaba, aunque ya se lo veía venir. Nadie hace caso a esas amenazas de novela. El demonio alado propendió una carcajada de lo más molesta, para luego detenerse y volver a atravesar con lamirada al rubio, sin borrar su macabra sonrisa.
—Me resulta gracioso que seas justamente tú, el que me diga que va a matarme. Vamos, no lo dirás en serio. No tienes oportunidad, sin usar magia.
El semblante serio de Ariel no cambio en ningún momento. —Última oportunidad Nicholas.
En ese momento, el demonio formó una mueca de asco torciendo su ennegrecido labio. —No vuelvas a llamarme así, ¡minombre es Azral! , Nicholas no existe— dijo. Fácilmente se denotaba la furia creciendo en su interior.
—Bien. Pero que quede claro… te lo advertí.
Un segundo y medio fue necesario para que Ariel cruzara a toda velocidad el cielo reduciendo el espacio entre él y el demonio alado. Un estruendo se produjo al chocar ambos brazos y un golpe de aire sacudió las vestimentas de cada ser, mas sus cuerpos...