La noche en que me acerque a ana
Recién cerradas las persianas sin pensar volteé hacia la pared del fondo, y me di cuenta de que ahí permanecía olvidada ypolvorienta, la copia de una pintura de Renoir. Era raro que en los meses que llevaba trabajando en el lugar nunca la hubiera tomado en cuenta, justo hasta esa noche. Era “Le Moulin de la galette”. Hayalgo curioso en la obra de Renoir, en sus cuadros, la gente siempre parece contenta; las mujeres maquilladas a la moda, con vestidos muy pomposos, y a los tipos se les ve haciendo reverencias con elsombrero; según me conto un viejo, un vagabundo que pernoctaba en la plaza Constitución, Renoir siempre pintaba cuadros con personajes felices, porque consideraba, que ya había demasiada mierda en elmundo como para agobiar a sus espectadores, con más de esa porquería retratada en sus oleos. Del modo que sea, esa noche, aquel cartón viejo me pareció particularmente colorido.
Cuando me di lavuelta, vi a Ana, al centro del salón, sacudiendo las mesas y asientos, en el ambiente imperaba un silencio acompasado con movimientos de seis por seis, el pelo se le había corrido por encima del hombro,frotaba con un trapo la cubierta de una mesa vacía, como dibujando algo, o escribiendo signos; signos que yo empezaba a querer descifrar.
Disimuladamente, con calma, fui acomodando las sillas entrelas patas de las mesas que estaban en torno a la que ella limpiaba, me saqué de la pretina del pantalón, la jerga con que me secaba las manos, cuando lavaba las ollas y sartenes. Comencé a entremeter...
Regístrate para leer el documento completo.