La riqueza
Las desigualdades de la naturaleza
En un mapa del mundo en términos de producto o renta percápita, se advierte que los países ricos se encuentran en las zonas templadas, especialmente en el hemisferio norte, mientras que los países pobres se sitúan en los trópicos y semitrópicos. Comoafirmó John Kenneth Galbraith cuando estudiaba temas agrícolas: "Si marcáramos una franja de tres mil doscientos kilómetros de ancho en torno a la Tierra a la altura del ecuador, no se vería en su interiorningún país desarrollado…"
De modo que la vida en los climas adversos (propensos a las inundaciones, tormentas y sequías) es precaria, mísera, brutal. Los errores del hombre, por bienintencionadosque sean, agravan la crueldad de la naturaleza. Ni siquiera las ideas felices escapan al castigo. No es de extrañar que estas zonas sigan siendo pobres, que muchas de ellas se hayan empobrecido aúnmás, que numerosos proyectos de desarrollo anunciados a bombo y platillo hayan fracasado estrepitosamente (se oye hablar más de ellos antes que después), que los avances en los cuidados sanitarios sequeden en nada al toparse con las nuevas enfermedades y con rebrotes de las viejas enfermedades.
África, en particular, ha librado una dura batalla contra estos escollos y, aunque se han realizadograndes progresos, como reflejan las tasas de mortalidad y los datos sobre la esperanza de vida, la morbilidad sigue siendo elevada, la alimentación es inadecuada, una hambruna sigue a otra y laproductividad no aumenta. Antaño fue capaz de alimentar a su población: hoy ya no lo es.
Con todo, sería un error ver en la geografía la fuerza del destino. Su impronta puede reducirse u obviarse,...
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