La ultima cena

El cuadro que se sueña.

Dos años llenos de bosquejos tuvieron que pasar para que el yeso en la pared del convento de Santa María delle Grazie finalmente saboreara el encanto del pincel deLeonardo da Vinci. Tres años después La Última Cena estaba lista.
Durante esos cinco años el gran maestro planeó y ejecutó su escape de toda rígida convención acumulada en el arte de la pintura. El muralse convirtió en un símbolo, indicando y marcando todo lo que vendría. El dinamismo en él– no captado, pero sí sugerido— le hacía imposible ser contenido en un solo lugar. Leonardo en “La Última Cena”no hizo un cuadro, sino dos. El primero estaba compuesto por óleo, trazos y pinceladas condensadas en13 figuras humanas claramente reconocibles. Actuaba a modo de máscara, ocultando la verdad pararevelar una realidad. El segundo –el verdadero— era de una sustancia más etérea, compuesta por caprichos de la percepción, convenciones, símbolos y gestos. Las figuras en éste no estaban impresas en elyeso, sino en nuestra mente; en el salto inductivo que da Vinci nos obliga a dar para contemplar la obra. El genio entrelazó y entremezcló un conjunto de emociones, arrojando al espectador hacia elinstante inmediatamente después de la escena en frente suyo. Pintó una especie de película, un cuento inconcluso que se completa con la imaginación. Así, el segundo (el de nuestra mente) es el original;el primero (el de la pared) es una simple copia.
Esa imagen onírica envió ondas de choque sacudiendo la ciudad de Milán y luego propagándose por el mundo renacentista. Cambió el arte y se escapó detoda época haciéndose simultáneamente clásico y eterno; en cambio, su contraparte anclada en la vigilia, cayó en las garras de la historia quedando atrapado en el muro. Los años comenzaron atranscurrir; los colores y las formas fueron perdiendo agarre, desprendiéndose del yeso y precipitándose al olvido. Pero las imágenes pintadas por Leonardo se mantuvieron vigentes e imperturbables aunque la...