Larson-Explotación y economía moral en los andes del sur
Brooke Larson[**]
I. INTRODUCCIÓN
La idea de escribir este trabajo se sembró en mi subconsciente hacecerca de un año, cuando un antropólogo andino comentó, casualmente, que el repartimiento de mercancías pudo haber sido una institución más benévola de lo que generalmente han supuesto los historiadores.En ese entonces el comentario me pareció impetuoso e irreflexivo: una puñalada a la historiografía andina que ha entendido la insurrección andina en el siglo XVIII como una respuesta (por lo menos enparte) a la creciente explotación frente a esta institución.
El sentimiento andino hacia la
costumbre de pagar tributo
reflejaba la visión del tradicional
"pacto de reciprocidad" que
habíagobernado las relaciones
entre el Estado y el campesinado
durante el período colonial.
No obstante, al reflexionar un poco más, este provocativo comentario me pareció menos impulsivo. Aquelantropólogo tema en mente, sin duda, el reciente estudio de Tristan Platt sobre los campesinos de Chayanta, quienes en el siglo XIX aceptaron gustosos la reinstitucionalización del tributo bajo elEstado republicano [1].
Platt demostró cómo el sentimiento andino hacia la costumbre de pagar tributo reflejaba la visión del tradicional "pacto de reciprocidad" que había gobernado las relaciones entreel Estado y el campesinado durante el período colonial.
Lógicamente puede argumentarse que el repartimiento de mercancías —otra forma de extraer tributo— no fue sino una carga más para ser asumidacolectivamente por los indios del ayllu en el siglo XVIII, a cambio de la sanción estatal de los derechos de propiedad colectiva de la tierra.
Aparentemente, mi colega antropólogo estaba sugiriendo que,como el tributo, los repartos no fueron necesariamente percibidos como explotadores, a pesar de lo rígida y dura que esta institución colonial aparece ante los historiadores que viven en economías...
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