las celulas de la mente Ricardo Tapia

Páginas: 24 (5778 palabras) Publicado: 21 de enero de 2014



LAS CÉLULAS DE LA MENTE
Ricardo Tapia


Landy Gissel Cervantes González 1°”G”
Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y Servicios No.32
Lectura, expresión oral y escrita
Maestra: Dora Elia Carpio Treviño










LA EXPLOSIÓN
Mucho tiempo después de la explosión, cuando recuperó el conocimiento y trató de organizar sus pensamientos, fue cayendo lentamenteen la cuenta de su situación. Todo estaba negro, no podía percibir ninguna imagen, ni siquiera ver la luz: estaba ciego. Se esforzó en percibir ruidos, algún sonido que le permitiera por lo menos una aproximación para saber en qué sitio estaba, qué lo rodeaba, quiénes lo atendían o se movían en el cuarto en que se encontraba (pues suponía que estaba en un cuarto). Sin embargo, sólo percibía elsilencio. De vez en cuando le parecía escuchar rumores vagos, aislados o murmullos extraordinariamente distantes, pero no podía decir si realmente esos sonidos eran reales, producidos en el exterior, o eran el producto de su esfuerzo concentrado y su deseo imperioso de oír algo. Tuvo que aceptar, después de un tiempo, que estaba sordo.
En ciertos momentos le parecía percibir una extraña, lejanasensación que asociaba a recuerdos muy específicos ocurridos hacía mucho tiempo: una manzana que comía con gran placer bajo un árbol, una cabellera sobre la que apoyaba su barba, sus ojos, su rostro entero, un hospital que alguna vez había tenido que visitar, unas flores en una recámara que significaba mucho para él, un bosque de pinos, una fogata junto a un riachuelo... Concluyó que esasasociaciones se debían a la percepción de olores, que apenas era capaz de captar. Olores mal definidos, ligerísimos, que muy de vez en cuando le parecía —no podría asegurar que fueran verdaderos— percibir casi como en sueños. Estos apenas identificados olores lo hacían imaginarse los platillos que más le gustaban: sabores llenos también de recuerdos, casi escozores en la lengua, el paladar y los labiosproducidos por el chile, por la pimienta, por la carne de cerdo marinada en limón, naranja, ajo y orégano, por un pollo bañado en mole negro de Oaxaca. Y reconoció entonces que no estaba comiendo, que desde el terrible accidente no había vuelto a sentir en su lengua ningún sabor, ninguna de esas sensaciones que produce el cosquilleo de ciertos manjares o vinos cuando se ponen en contacto con la lenguay se manipulan dentro de la boca para ser deglutidos.
Al cabo de un gran esfuerzo de concentración pudo darse cuenta que estaba acostado boca arriba. Algo sentía sobre la piel de la espalda, quizá el peso de su propio cuerpo descansando sobre esa piel que establecía precisamente el límite de su espalda, el límite de su cuerpo. Hasta pudo identificar una, dos pequeñas arrugas de la sábana que sehundían levemente en la piel de su espalda y que le confirmaron que sí sentía en esa región. Pero nada más. No le era posible sentir en ninguna otra parte del tronco, ni mucho menos con las manos, con los dedos, con la piel de la palma de la mano.
Cuando intentó moverse, lo hizo inicialmente con las manos, pero éstas no le respondían. Quiso apretar los dedos, después mover la mano entera sobre lamuñeca, más tarde el antebrazo completo: imposible. Lo mismo le sucedió con las piernas. No tenía la menor posibilidad de respuesta, ni en el pie, ni en la rodilla, ni en el muslo. También trató de mover la cabeza: logró moverla ligeramente, calculó no sin esfuerzo apenas unos milímetros.

Quiso hablar. Se imaginó con precisión sus labios, su lengua en el interior de la boca, y la levísimacontracción en su garganta. Pero no logró emitir ningún sonido, ni aún gutural, mucho menos articulado, imposible una palabra estructurada.
Con el paso del tiempo (tiempo dedicado con todas sus fuerzas a sentir algo, lo que fuera pero algo, y por moverse un poco, siquiera ligeramente, sin obtener sensación o respuesta alguna) tuvo que concluir que la explosión —que recordaba vagamente pero de cuya...
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