las sirenas y la televisión



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La compensación de la ignorancia comienza cuando somos indiferentes a lo que nos compete en nuestra era. Esta sentencia además de confusa es importante, si pensamos en la gran variedad de sentidos evocados, me tardaría, uno o dos o mil folios más escribiendo sobre la compensación. No es de esperar que no pueda ser tan reconocible al tacto, pero –para comenzar- pensemos en la compensación.¿Qué es la compensación? Compensar viene del latín compensare, y se define como el acto de igualar en opuesto sentido el efecto de una cosa con el de otra. Ahora bien, la ignorancia es un tanto bella, y oculto mi simpatía, al ver la jovialidad he inusual ironía de la frase. La misma ignorancia parte de la indiferencia. Parecen igualarse o compensarse la una con la otra. Como si fueran un par denovios que luego de tener una relación larga deciden casarse; luego al final, terminan un juego democrático de igualdad de condiciones, para compensar su falta de amor con el deber.
Así pues, no cabe falta de cordura, aún para el menos observador. Todas estas observaciones se relacionan con la mayoría de las personas, que viendo algún programa televisivo ignoran el hecho mínimos, detalles quecon solo un par de ojos se puede ver a simple vista. El caudal de personas que prenden el televisor para entretenerse es muy variado según su intensión. Constantemente uno se ve atacado por una multitud implacable de publicidad. Que sea uno la persona más docta en el tema, no es posible dejarlo pasar. Caemos pues, en el caudal de personas que parecen árboles crecer, como muy bien lo menciona aquelescritor japonés, que viendo la presión de su gobierno por la censura pública, escribe un cuento en donde las personas por opinar son convertidas en árboles y condenados a dejar de sentir. En este caso es un aún peor, ya que los productores “que no tiene un pelo de bobos” utilizan esta compensación como un motivo para vender programas que los alejan de la realidad ahorrando el trabajo de pensarpor sí mismo. Utilizan la indiferencia como un arma mordaz. Por eso la televisión tiene algo de burocrático, y hasta parece ser a una suerte de Dios omnipotente que se debe adorar por miedo a ser castigado.
Esta es la televisión. Pero aun así, como en todas las cosas humanas hay excepciones, en la televisión, hay solo un punto, interesante por cierto, que es casi imposible no tener en cuenta. Latelevisión nutre el pensamiento y lo informa de la gran variedad de manifestaciones que pasan al alrededor; no todos piensan así por desgracia. Aun así, la televisión moldea la conducta, la transforma; conduce en sus venas la manifestación de poder más baja. Y por eso ¡Dios me libre de ser productor de televisión nacional! Prefiero ser el abogado del diablo o un simple árbol sin mente, antes queser tal cosa. El mismo Gustavo Bolívar se escuda en la pedagogía histórica para vender programas que al fin de cuentas solo producen dinero. Por esta razón el caudal de sintonías televisivas se compara más con el mito de las sirenas, que con el mejor tratado constitucional. Recordemos que (dentro del mundo mítico) las sirenas -que nacieron del hierro de Heracles mientras asesinaba a Aqueloo-encantaban a los viajeros con sus cantos dentro del mar mediterráneo, para luego comer sus carnes hasta la saciedad mientras se hundía su barco. La vida misma del viajero pendía del hilo delgado que divide la seducción de la muerte; cada gota inmersa en la frente llena de placer, su olor a hombre y el sudor mismo se perdía tras la dulce seducción. Comparen este mito, con la breve alusión que dije de latelevisión nacional. La respuesta es una iluminación. Las sirenas, que tan bellamente cantan a los marineros, se comparan a las bellas escenas de morbo público generado por las narco-novelas. Y los viajeros somos nosotros, los que no controlamos el sistema de comunicación; aquellas personas, tan indiferentes a los cambios que no se percatan ni del primer respiro matutino. Es obvio el parentesco...