Las tres muertes del señor Higginbotham

Las tres muertes del señor Higginbotham

1. Resumen del contenido

Un joven vendedor de tabaco iba a la aldea de Parker´s Falls, sobre el río Salmón, desde Morristown, donde había hecho un buen negocio con el diácono de los cuáqueros. El joven guiaba a una yegüita vivaracha. Era un muchacho de excelente carácter y sagaz para los negocios. Era querido, en especial, pormuchachas hermosas de Connecticut, a las que les regalaba su mejor tabaco, pues sabia que las campesinas de Nueva Inglaterra generalmente son aficionadas a la pipa. Además, como se vera en mi cuento, el muchacho era preguntón, charlatán, siempre dispuesto a oír noticias y deseoso de repetirlas.
Después de un temprano desayuno en Morristown, el vendedor, que se llamaba Dominicus Pike, había viajadosiete millas a través de bosques solitarios, sin hablar una palabra con nadie, salvo consigo mismo y con la yegüita parda. Eran ya cerca de las siete y tenia tantas ganas de un chismorreo matutino como las que tiene un comerciante de leer el diario de la mañana. La oportunidad esperada se le presento cuando, después de encender su cigarro con una lupa, levanto la vista y vio un hombre que bajaba de lacolina hacia donde estaba deteniendo el carrito verde.
-Buenos días, señor –dijo Dominicus, cuando el hombre estuvo cerca-. Camina a buen ritmo. ¿Cuáles son las últimas novedades en Parker´s Falls?
Contesto casi de mal humor que no venia de Parker´s Falls

-En ese caso -respondió Dominicus Pike- cuente las últimas noticias de donde venga. No estoy particularmente interesado en Parker'sFalls. Puede hablar de cualquier sitio.
El viajero dudo un momento, como si buscara novedades en su memoria o analizarla la conveniencia de contarlas.
-Recuerdo una pequeña noticia. Anoche, a las ocho en punto, el viejo Higgibotham, de Kimballton, fue asesinado en su huerta por un irlandés y un negro. Lo colgaron en la rama de un peral, donde lo encontraron esta mañana.
El muchacho llamo a su yeguay subió la cuesta, pensando en el doloroso destino del señor Higgibotham, a quien había conocido cuando le vendió muchas docenas de cigarros, cigarrillos y tabaco.
Nuestro amigo no dudo en desparramar la novedad por todas las tabernas y almacenes del camino, a no menos de veinte auditorios horrorizados , mientras vendía atados de habanos. Después de cenar, encendió unos de sus mejores cigarros ,se sentó en el bar y retomo el relato del crimen. De las veinte personas que lo oían, diecinueve lo escuchaban como si escucharan el Evangelio. La vigésima era un viejo granjero. Cuando se acabó el cuento, se puso de pie muy pausadamente, coloco su silla frente a Dominicus y lo miro cara a cara.
-¿Firmaría una declaración jurada que el viejo Higginbotham fu asesinado en su huerto anteanoche, yque lo encontraron ahorcado en el gran peral ayer por la mañana? -le pregunto con el tono que usa un juez al hacer un interrogatorio.
-Yo repito lo que me dijeron -respondió Dominicus, tirando su cigarro a medio fumar-.
-Pero yo puedo jurar que sí Higginbotham lo asesinaron anteanoche, esta mañana bebí un vaso de bíter con su fantasma -aseguro el granjero, y agrego-: Como somos vecinos, mellamo a su tienda, me convido y luego me pidió un negocio por el camino. No parecía estar al tanto de su propia muerte.
-¡¿Entonces no es verdad?! -exclamo Dominicus Pike.
Al otro día ató a la yeguita y troto velozmente hacia Parker's Falls
Al cruzar el río salmón, vio un hombre penosamente al puente, con una atada al hombro en la punta de un palo.
-Buen día, señor-Dijo el vendedor, frenando susyegua-. Si viene de Kimballton o de esa zona, Quizá me pueda contar lo que realmente le ocurrió al señor Higgibotham. ¿De verdad lo asesinaron un irlandés y un negro, hace dos o tres noche?
Dominicus hablo demasiado rápido como para observar, al principio, que el forastero tenía una buena parte de sangre negra.
-¡ No, no fue nombre de color! ¡Fue un irlandés el que lo ahorcó anoche a las ocho!...