libro el juego de la sospecha

El juego de la sospecha
Jayne Ann Krentz

El juego de la sospecha (2012)
Título Original: The waiting game (1985)
Editorial: Harlequin Ibérica
Sello / Colección: Especial Deseo 16
Género: Contemporáneo
Protagonistas: Adrian Saville y Sara Frazer

Argumento:
Lo que tenía que hacer estaba clarísimo…
Sara Frazer no tenía opción. Debía entrar en casa de Adrian Saville en
busca de pistassobre el caso de su tío Lowell y, una vez dentro, no pudo
evitar cotillear un poco…
Ya antes de abrir la puerta de su casa, Adrian Saville sabía que había
entrado alguien porque tenía un sistema de alarma especial que atrapaba al
intruso dentro de la vivienda. Pero, cuando vio de quién se trataba, no se lo
podía creer. Sara. Había soñado con ella porque sabía que era inevitable que
sevieran, y estaba tan seguro porque solo él sabía qué pistas estaba
buscando Sara.

Jayne Ann Krentz – El juego de la sospecha

Capítulo 1
Sara Frazer dejó de registrar la mesa de Adrian Saville y se dijo por enésima vez
que lo que estaba haciendo era ilegal y peligroso. Y, aunque tenía sus defectos, tal y
como le había señalado su familia recientemente, nunca había hecho algo tan rastrero
comolo que estaba haciendo en aquellos momentos.
Pero estaba preocupada y angustiada y sospechaba del desconocido que
habitaba aquella casa. Además, se dijo con su entusiasmo habitual, no había podido
dejar pasar la oportunidad, pues se había encontrado la puerta abierta y no quería
robar nada, solo buscaba respuestas.
Mientras cerraba el cajón, echó un vistazo rápido por la habitación. Eldespacho
era una estancia muy organizada, tranquila y masculina. ¿Hasta qué punto sería fiel
reflejo de su ocupante? Destacaban el suelo de madera, los muebles funcionales y las
estanterías llenas de libros. Si el lugar se parecía a su dueño y, si ese dueño aparecía,
iba a tener problemas porque la estancia parecía molestarse de su presencia allí.
Entraba bastante luz a través de un ventanal quedaba a Puget Sound. Estaba
anocheciendo en Bainbridge Island, donde vivía Adrian Saville, y al otro lado del
agua comenzaban a brillar las luces de Seattle. Sara no se atrevió a encender ninguna
luz por miedo a que la viera algún vecino. La casa estaba bastante aislada en medio
de un pinar, pero podía pasar alguien por la carretera y verla. En cualquier caso, los
días todavía eran largos afinales de verano, así que tendría luz para seguir con su
registro.
Se disponía a alejarse de la mesa para inspeccionar las estanterías cuando vio la
manzana. Sorprendida, la agarró y pensó que, tal vez, se había equivocado al juzgar
a Adrian Saville. Ella tenía la misma manzana. Solo había una persona que podía
habérsela dado a Saville.
Sara se quedó mirándola a la luz del atardecer. No erauna manzana normal y
corriente sino una manzana de cristal con el rabito y las hojas de oro. A la persona
que se la había regalado, Sara lo sabía muy bien, le gustaba el oro. Era un pisapapeles
muy artístico que solía llamar la atención de todo el que lo veía. Al verlo ahora ella
sobre la mesa de Adrian Saville, reflexionó que aquello arrojaba una nueva luz sobre
la situación. ¿Cuál sería supróximo paso?
—¿Me das un mordisco?
Sara se quedó helada al oír la voz masculina que llegaba desde la puerta. La
vergüenza y el miedo la paralizaron hasta tal punto que estuvo a punto de caérsele la
manzana de la mano. Mientras intentaba frenéticamente inventar algo que explicara
su presencia en su despacho, se giró hacia él, que estaba apoyado tranquilamente en
la puerta, pero se dio cuenta deque no había manera de justificar su presencia allí y
se maldijo por haber entrado sin permiso.
—Lo siento —se disculpó con manos temblorosas—. No había nadie cuando
llegué y la puerta estaba abierta. Sé que no tengo excusa para haber entrado sin que
estuviera usted en casa, pero no me apetecía quedarme en el coche y… —añadió

Nº Páginas 2-140

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