Lic. Educación Básica
Ni altos edificios, ni palacios señoriales, ni escudos solariegos, ni conventos o iglesias imponentes, ni balcones morunos, ni rejas lujosas, ni ruinasseculares había en Tacna. La ciudad, pequeña en sentido horizontal, con sus diez mil habitantes, lo era también en la medida vertical; dos pisos a lo más y, casi siempre, un piso en las casas debellos y típicos techos que hoy, por desgracia, van desapareciendo. Tenía las paredes de la calle pintadas de colores.
Variados, pero sin estridencias: amarillo purpura, naranja o zapallo, verdelechuga. En las calles de admirable limpieza, se solía respirar un olor a fruta y a flor. Cerca de muros o balcones de verjas y patios, de glorietas y quintas, florecían geranios, alhelíes, lirios,claveles, rosas, nardos, azucenas, jazmines, hortensias, heliotropos, juncos y en cuanto a los árboles, era indudable que tenía una calidad representativa la vilca y el molle, aunque este último se encuentraen todo el Perú como pidiendo que lo reconozcan como árbol nacional. Por otra parte, el granado, con el que tantas veces tropezábamos, trae el recuerdo y la nostalgia.
Muy cerca de la ciudad,cercándola, había extensas zonas desérticas donde la tierra se asemeja donde la tierra se asemeja al cuero de un tambor guerrero. Otras veces podía parecer que caminar por allí, tan cerca de la acogedoraatmosfera urbana, era navegar por un mar de llanuras o de colinas, en el que no se podía diferenciar ni siquiera los barcos desmantelados de unas míseras chozas.
En la Tacna de mis recuerdos, a veces nose sabía dónde terminaba la campiña y donde empezaba la ciudad. Al avanzar por una calle, tropezábamos inesperadamente con un rincón solitario ye en pleno centro, irrumpía de pronto el verdorcampesino de una huerta, un jardín o una placita florida. La ciudad le daba al campo su lección de buenas costumbres mediante la belleza y la pulcritud de los caminitos bordeados por cercos floridos. El...
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