Los dos abueletes
Tengo unos vecinos que se llaman Luisa y Pepe. Son unos viejecitos encantadores, sin hijos, cerca ya de los ochenta.
Luisa es una castellana de pelo blanco, menuda, siempresonriente, educadísima […] Pepe, el marido, no conduce. Está hecho polvo , y los años se le notan. Es un gallego muy flaco, alto, de cabello abundante y canoso, que sale con zuecos de madera a tomar elsol. Como pareja, es una de las más insólitas que conozco. Porque Luisa es catedrática jubilada de Filología, y Pepe es teniente jubilado de la Guardia Civil.
Se conocieron en una residencia deabueletes.
Pepe, viudo, quedó fascinado por los ojos azules, la vivacidad y la ternura de aquella simpática viejecita soltera, que había dedicado su vida a las lenguas clásicas […] Pepe no erademasiado instruido, pero a Luisa la sedujo su elegante delgadez, la bondad de su honrado corazón celta, la sencillez con que contaba fragmentos de su vida de hombre de acción: La guerra civil de marinero enel Canarias, la difícil postguerra, la larga carrera desde abajo […]. Se quedaban charlando hasta las tantas , iban siempre juntos a todas partes, y ocurrió lo que tenía que ocurrir: se enamoraroncomo zagales . Así que, tras darle vueltas al asunto, decidieron casarse, dejar la residencia y buscar una casa en la sierra de Madrid […].
Los dos viejecitos viven solos, y todo el mundo los conoce yaprecia en un lugar donde la gente hace vida a su aire y se ocupa poco de los otros. Tal vez por eso me gusta este sitio: porque hay silencio, hay árboles, y, si no das confianza, nadie viene apedirte sal ni a invitarte a una barbacoa. Aquí te puedes morir tranquilo, sin pelmazos y sin visitas. […]
Sin embargo, la otra noche ocurrió algo especial: estaba leyendo en el jardín cuando oí lasirena de una ambulancia, que al parecer se había detenido frente a la casa de los dos ancianos. Salí a toda prisa, pensando en la mala salud de él, en la soledad de ella. Y, para mi sorpresa, comprobé...
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