Los Mares De Arabia

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Título del texto: Los mares de Arabia
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Autor: Kennedy Warne
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Nombre de la revista: National Geographic
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Mes, año y número de publicación: Marzo 2012, n° 3-------------------------------------------------
Páginas: 128

El anciano pescador estaba sentado junto al mar sobre un retazo de alfombra en un refugio hecho de paja.
Su cara parecía una mascara de nuez y sus ojos estaban entrecerrados por toda una vida de contemplar el resplandor cadente de Arabia. El chamal proveniente del mar soplaba ráfagas abrasadoras. Doblando incluso las palmas datileras. “Es el viento del Oeste .dijo elhombre con voz ronca-. Siento su calor”
Detrás de él, la aldea de Film, incrustada en las montañas de la península de Musadam en Omán, resplandecía como un brasero. Tan solo respirar me daba la sensación de que mis fosas nasales podrían estallar en llamas. Sami Alhaj, mi pareja de yamení, dijo: “Bajo el agua, con los corales, con este viento, estamos en un pedacito de infierno”.
Escapamos prontodel infierno y descendimos al paraíso una vez más. El color marcaba nuestro paso entre los mundos tan vívidamente como la temperatura. Donde los colores de la tierra eran como los de los zocos de especias –pimienta, canela, mostaza, macis-, el mundo submarino estaba tapizado con las tonalidades azul índigo de los corales suaves se mezclaban con las fondas granates de lirios de mar. Las morenasgrises moteadas, cuyas bocas al abrirse y cerrarse dejaban ver una inesperada explosión de amarillo, atisbaban por las grietas, mientras los peces mariposa revoloteaban dejando atrás destellos anaranjados.
Si la legendaria Sherezada hubiera conocido la riqueza de estos mares, seguramente habría tenido historias para otras mil y una noches árabes. Podría haber despertado la curiosidad del rey con elacertijo de los arrecifes de Dhofar, en el sur de Omán, que florecen como jardines de coral en inviernos y bosques de algas en verano. El detonador de este cambio ecológico –que no se da en ningún otro lugar- es la llegada del khareef, el monzón proveniente del suroeste, que baña la costa con una sugerencia de agua fría rica en nutrientes. Las algas, inactivas durante los meses cálidos,reaccionan a las condiciones mas frías con una explosión de crecimiento exuberante, cubriendo el arrecife con frondas verdes, rojas y doradas.
O podría haber relatado la historia de los cangrejos fantasma de la isla Masira. Todas las noches construyen con arena miniaturas perfectas del monte Fuji, solo para verlas barridas por los vientos del día siguiente. A Sherezada no le habría faltado material.
“YOSOY EL MAR. En mis profundidades de hallan todos los tesoros. ¿Han preguntado a los buzos por mis perlas?, escribió el poeta egipcio Muhammad Hafiz Ibrahim hace 100 años. Pocos sobreviven hoy de aquellos campeones del mar, los buzos de perlas de generaciones pasadas buscaban el mayor de todos los tesoros. Cuarenta, 50, 100 veces al día se sumergían, hasta 20 metros de profundidad, sin visores y amenudo vestidos con la delgada prenda tejida para protegerse de las picaduras de las medusas. Había hombres que morían por ataques de rayas venenosas, por espinas ponzoñosas del pez piedra, por mordeduras de tiburón. El pez payaso –broma cruel- atacaba sus ojos. Sus tímpanos estallaban y algunos se quedaban ciegos por la exposición constante al agua salada.
Las perlas eran los diamantes del mundoantiguo. En tiempos de Hafiz eran el recurso mas valioso del golfo pérsico y había 70 000 hombres dedicados a recolectarlas. Pero los buzos disfrutaban poco de las riquezas que sacaban. Las ostras se lanzaban a una pila común para abrirlas al día siguiente, cuando morían. Aunque un buzo hubiera sacado una perla magnificencia “steinbeckiana”, nunca lo hubiera sabido. Las deudas los obligaban a...