Mark Twain El forastero misterioso

Páginas: 164 (40836 palabras) Publicado: 22 de septiembre de 2015
El forastero
misterioso

Mark Twain

NOTA PRELIMINAR
Esta novela de tipo filosófico, no se publicó hasta años
después de la muerte de Mark Twain. Fue escrita cuando, después de
perder a su esposa y a sus dos hijos, no había llegado aún a la
serenidad que caracterizó sus últimos años. El humorismo, tal como
yo lo entiendo, es decir, como un producto sano, propio de la
efervescente euforia de unalma niña y juguetona, cede aquí el paso
a la ironía y al escepticismo.¡Qué distancia de este Mark Twain, al de
La rana saltarina! Mejor escritor y estilista que entonces, pensador
mucho más profundo, hizo en El forastero misterioso una obra
notable; supo exponer en forma novelesca una filosofía que, si no es
original, resulta muy sugestiva; como toda teoría filosófica que se
expone con belleza ysentimiento. Quizá esta clase de obras sirvieron
para que el espíritu afligido de Mark Twain echase fuera el aguijón
que llevaba clavado, y recobrase la tranquilidad de que hablaba
Martínez de la Rosa:
«Y en ella absorta, embebecida el alma, se recoge en sí
misma silenciosa…»
El hecho es que la pluma de Mark Twain volvió a purificarse
de hieles.

CAPÍTULO PRIMERO

Fue el año 1590. Invierno.Austria quedaba muy lejos del mundo
y dormía; para Austria era todavía el Medioevo, y prometía seguir
siéndolo siempre. Ciertas personas retrocedían incluso siglos y siglos,
asegurando que en el reloj de la inteligencia y del espíritu se hallaba
Austria todavía en la Edad de la Fe. Pero lo decían como un elogio, no
como un menosprecio, y en este sentido lo tomaban los demás,
sintiéndose muy orgullososdel mismo. Lo recuerdo perfectamente, a
pesar de que yo solo era un muchacho, y recuerdo también el placer
que me producía.
Sí, Austria quedaba lejos del mundo y dormía; y nuestra aldea se
hallaba en el centro mismo de aquel sueño, puesto que caía en el
centro mismo de Austria. Vivía adormilada y pacífica en el hondo
recato de una soledad montañosa y boscosa, a la que nunca, o muy
rara vez,llegaban noticias del mundo a perturbar sus sueños, y vivía
infinitamente satisfecha. Delante de la aldea se deslizaba un río
tranquilo, en cuya superficie se dibujaban las nubes y los reflejos de
los pontones arrastrados por la corriente y las lanchas que
transportaban piedra; detrás de la aldea se alzaba una ladera llena de
arbolado, hasta el pie mismo de un altísimo precipicio; en lo alto delprecipicio se alzaba ceñudo un enorme castillo, con su larga hilera de
torres y de baluartes revestidos de hiedras; al otro lado del río, a una
legua hacia la izquierda, se extendía una ondulante confusión de
colinas revestidas de bosque, y rasgadas por serpenteantes cañadas
en las que jamás penetraba el sol; hacia la derecha, el terreno estaba
cortado a pico sobre el río, y entre ese precipicio y lascolinas de que
acabamos de hablar, se extendía en la lejanía una llanura moteada de
casitas pequeñas que se arrebujaban entre huertos y árboles
umbrosos.
La región toda, en muchas leguas a la redonda, era una
propiedad hereditaria de cierto príncipe, cuyos servidores mantenían
perpetuamente el castillo en perfecta condición para ser ocupado, a
pesar de que ni él, ni su familia aparecían por allí másde una vez
cada cinco años. Cuando llegaban es como si hubiese llegado el señor
del universo, aportando con él todas las magnificencias de los reinos
del mismo; y cuando se marchaban, dejaban tras ellos un sosiego
que se parecía mucho al sueño profundo que se produce después de
una orgía.
Para nosotros, los niños, era Eseldorf un paraíso. No resultaba la
escuela para nosotros una carga excesiva;en ella nos enseñaban

principalmente a ser buenos cristianos, a reverenciar a la Virgen, a la
Iglesia, y a los santos, por encima de todo. Fuera de esos temas no
se nos exigía que aprendiésemos mucho, a decir verdad no se nos
permitía. El saber no era bueno para las gentes vulgares y quizá
podía descontentarles con la suerte de Dios les había señalado en
este mundo, y Dios no tolera que nadie...
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