Mentira romántica y verdad novelesca - Girard

Páginas: 54 (13382 palabras) Publicado: 19 de enero de 2015
“Mentira romántica y verdad novelesca” R. GIRARD


1. El deseo “triangular”

Don Quijote ha renunciado, a favor de Amadís, a la prerrogativa fundamental del individuo: ya no elige los objetos de su deseo; es Amadís quien elige por él, su mediador del deseo, que se sitúa por encima de la línea recta que une el sujeto y el objeto e ilumina a ambos. La metáfora espacial que explica estarelación es el triángulo; el objeto cambia con cada aventura de Don Quijote, pero el triángulo permanece. A su vez, Don Quijote es el mediador de Sancho. Tan pronto como se deja sentir la influencia del mediador, se ha perdido el sentimiento de lo real, y el juicio queda paralizado. La pasión caballeresca define un deseo según el Otro que se opone al deseo según Uno Mismo, que la mayoría de nosotros nosenorgullecemos de disfrutar. Don Quijote y Sancho sacan del Otro sus deseos, y lo confunden con la voluntad de ser Uno Mismo. La obra de Cervantes es una extensa meditación sobre la influencia nefasta que pueden ejercer entre sí las mentes sanas; la ilusión es el fruto de un extraño matrimonio entre dos conciencias lúcidas.
En las novelas de Flaubert volvemos a encontrar el deseo según el Otro:Emma Bovary desea a través de las heroínas románticas con las que se ha atiborrado la imaginación; las obras mediocres que ha devorado durante su adolescencia han destruido en ella toda espontaneidad.
Gaultier: «Una misma falta de reacción individual parecen destinarlos a obedecer a la sugestión del medio exterior a falta de una autosugestión surgida de dentro. (…) Su fin es concebirse de maneradistinta a cómo son (…) imitan del personaje que han decidido ser todo lo que es posible imitar, todo lo externo, toda la apariencia, el gesto, la entonación, la indumentaria.»
Stendhal insiste también en el papel de la sugestión y de la imitación en la personalidad de sus personajes. En su caso, la historia es una forma de literatura, que sugiere a sus personajes sentimientos y sobre todo deseosque no experimentarían de manera espontánea. Para que un vanidoso stendhaliano desee un objeto basta con convencerlo de que ese objeto ya es deseado por un tercero que tenga un cierto prestigio. En tal caso, el mediador es un rival, suscitado fundamentalmente por la vanidad. Esta rivalidad entre mediador y sujeto deseante constituye la diferencia esencial con respecto al deseo de Don Quijote o deEmma Bovary. En la mayoría de los deseos stendhalianos, el mismo mediador desea el objeto o podría desearlo; este deseo, real o presunto, es lo que hace que el objeto sea infinitamente deseable a los ojos del sujeto.
En Cervantes, el mediador reside en un cielo inaccesible y transmite a su fiel un poco de serenidad. En Stendhal, este mismo mediador ha descendido a la tierra. La distancia enCervantes entre mediador de sujeto deseante es infinitamente mayor, y Emma Bovary ya está menos alejada de su mediador parisino.
Así, las obras novelescas se agrupan en dos categorías fundamentales: hablaremos de mediación externa cuando la distancia es suficiente para que las dos esferas de posibilidades, cuyos respectivos centros ocupan el mediador y el sujeto, no entren en contacto, y demediación interna cuando esta misma distancia es suficientemente reducida como para que las dos esferas penetren, más o menos profundamente, la una en la otra. El héroe de la mediación externa proclama en voz muy alta la auténtica naturaleza de su deseo, venera abiertamente su modelo y se declara su discípulo; siempre resulta fácil percibir las analogías entre dos novelas de la mediación externa. El héroede la mediación interna, lejos de vanagloriarse de su proyecto de imitación, lo disimula cuidadosamente. El impulso hacia el objeto es impulso hacia el mediador, y en la mediación interna el mediador rompe el impulso, ya que desea o tal vez posee el objeto. El discípulo, fascinado por su modelo, ven el obstáculo mecánico que este último le opone la prueba de una voluntad perversa respecto a...
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