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Chile es un pais machista…

La frase “tómatelo con calma, después que tengas tu guagua ahí vemos”, fue una de las tantas expresiones con las que Francisca Fuenzalida se empezó a encontrar, repetidamente, a medida que incursionaba en el mundo laboral buscando trabajo luego de quedar embarazada.

“Y eso que yo siempre he trabajado por proyectos”, agrega la periodista autora del libro “Cómosobrevivir a la maternidad en un país machista”, donde muestra cómo se discrimina a las mujeres cuando quieren acceder a un puesto de trabajo estando o no embarazadas.

Está escrito con una buena mezcla de humor “porque sentí que era una forma en que podía ser leído por más personas –dice la autora-. Espero que el toque de humor no lo transforme en un libro poco serio, porque mi intención es,claramente, crear conciencia acerca del tema y fomentar un debate que impulse cambios culturales en el país”.

Antes de libro fue un diario de vida, en el cual la profesional buscó una forma de desahogarse, donde volcó su angustia y tristeza al comprobar que en Chile “no es nada fácil ser madre e intentar mantener un trabajo o encontrar uno nuevo. Yo ni siquiera estaba pidiendo que me contrataran enuna empresa. Además, era gente que me conocía, que sabía cómo trabajaba”.

Después de casi 5 años viviendo en Estados Unidos junto a su marido –donde ambos estudiaron- Francisca vivió un aterrizaje forzoso en la realidad chilena. “Hablando con amigas, tías, primas, fui dándome cuenta que era una experiencia común a todas las mujeres, con diferentes matices dependiendo del caso, pero siempreligada a la discriminación por maternidad. Ahí decidí escribir el libro”, relata.

LA SOBERBIA
DEL MACHISMO

Michelle Bachelet no es una revolucionaria en el Partido Socialista. Y tampoco es una extrema militante feminista. Sí integra un imaginario socialdemócrata con un espíritu de mayor igualdad en las relaciones de género, lo que no es poco para un país tradicionalmente machista. Con unmachismo que además de hundirse por varias y profundas capas culturales de la vida privada, ha estado y aún está muy presente en su vida pública. La clase política chilena puede darse hoy muchas libertades, pero no poner en duda el poder que brota de su masculinidad.
El presidente Lagos, que termina su mandato con un histórico apoyo según las encuestas, puede ser un arquetipo de esta relación entre elpoder y la masculinidad: un padre protector, a veces un padre autoritario. Cuando en Monterrey le respondió con extrema dureza al entonces presidente de Bolivia, Carlos Mesa, prácticamente toda la clase política nacional irrumpió en aplausos. Eso es, se dijo, tener pantalones, lo que en otras palabras es identificar la extrema resolución, que es también cierta soberbia y agresividad, con unaactitud propiamente masculina.
¿Ha sido éste el arquetipo de nuestros presidentes? Pregunta de difícil respuesta y de posibles y extensas tesis y argumentaciones que corresponden a los historiadores. ¿Cuál fue la impronta paterna de Salvador Allende? ¿Había en el sanguinario autoritarismo de Pinochet una oculta inseguridad y debilidad? Es una pregunta algo freudiana que aparece tras conocerse surelación con Lucía Hiriart y el papel no menor que ella habría jugado en los preparativos del golpe de Estado. Y, por último, ¿cómo integramos aquí la posterior figura de abuelo bonachón de Patricio Aylwin y de aparente vaguedad demostrada por Eduardo Frei Ruiz-Tagle? Pero de una u otra manera, en todos los casos existe paternalismo.
La fuerte tradición machista ya la sufre Bachelet en esta campaña,desde los familiares y tal vez poco adecuados apelativos para una eventual futura presidenta, como el funesto "la gordi" usado por Nicolás Eyzaguirre a "la Michelle" de Joaquín Lavín. Se trata de apodos que traslucen, sin mala intención, un implícito menosprecio a la condición de una mujer en la arena política. Hasta ahora no hemos oído que a Andrés Zaldívar le digan en el Senado "chico" a secas,...