Musicología

2. Musicología y Positivismo: Los años de la Posguerra

¿Cuál es el ímpetu detrás de la musicología? ¿Por qué estudiamos la historia de la música? Esta fue una pregunta propuesta por Arthur Mendel al principio de su conocido trabajo “Evidencia y Explicación” (Evidence and Explanation), el cual se convirtió en una especie de credo músicológico para muchos en la década de los 60’s.* Su respuestafue realmente una evasión:

Nuestra razón principal para estudiar historia es, espero, la misma razón por la cual muchas de las grandes mentes estudian lo que sea: Porque tenemos cierta pasión por entender las cosas, por tener tantos enigmas y resolverlos; porque somos curiosos y no estaremos satisfechos hasta que nuestra curiosidad sea saciada. “El hombre que desea conocerlo todo, deseaconocerse a sí mismo” (Pág. 4).

Ésta opinión de R.G. Collingwood, o algo que se le parece, se evoca a menudo con el fin de dar el impulso ideal para la musicología como una especie de investigación abstracta, un trabajo puro de la mente entre los múltiples misterios del pasado y del presente de la música. Es evocado principalmente por aquellos que sin comprender del todo la ciencia, quisieran añadirel término “científico” al pensamiento músicológico.

Mendel lo sabía bien. Los enigmas sobre los cuales había volcado su presuntamente libre curiosidad, durante un periodo esencial de su carrera como musicólogo, eran preguntas acerca de Bach, el compositor con el que más se había identificado en su otra carrera como director de orquesta a partir de 1930 hasta 1950. Más específicamente,éstas eran cuestiones relacionadas con La Pasión según San Juan, una obra que había interpretado de una manera particularmente memorable. Cómo lo menciona en el mismo trabajo, los historiadores de la música tienen otro tipo de interés en su tema, que va más allá del de los historiadores políticos o sociales. “Además de la fascinación de establecer los hechos y la relación entre éstos, estamosinteresados en las obras musicales en sí mismas- como estructuras individuales y como objetos de placer. Nuestro interés en la Sinfonía Júpiter de Mozart, es diferente al interés de los historiadores políticos en Napoleón o al interés de de los historiadores sociales en la máquina de vapor.”1 Es éste segundo interés “diferente” en la música como objeto de placer, creo, el que proporciona el impulsoprimario para muchos, si no es que para la mayoría de los musicólogos, incluyendo (como también lo creo) a Mendel mismo. Es un interés que puede ser llamado crítico.
El interés, como el gusto, puede ser directo o atenuado. Mientras que un musicólogo estudia las pasiones de Bach otro puede estudiar la pasión Luterana como un género y algún otro la música de aquellos contemporáneos de Bach que fueronmenos brillantes. Otros pueden trabajar en las teorías estéticas de la época, o su configuración social para la música, o en los muchos intrincados sistemas de afinación o temperamento propuestos en la época de Bach para instrumentos de teclas. Incluso un estudio tan estrecho como éste último se basa en el hecho de que el musicólogo se preocupa (o al menos, se ha preocupado alguna vez) por lamúsica de Bach y su tiempo como música. Otro tipo de musicólogos estudian la música como un elemento coherente en la cultura de su tiempo en su sentido más amplio. Otros investigan las condiciones de la interpretación contemporánea de la música coral de Bach y ponen esos hechos a trabajar en una interpretación real, como Mendel lo había hecho en su momento como director de los Cantata Singers en NuevaYork.
Al principio, el lector ingenuo puede encontrar difícil de creer que el musicólogo puede amar alguna de la música que estudia (cantos bizantinos, contrapunto inglés del siglo XIV, música de laúd alemán.) Pero sí pueden. El amor es algo estrepitoso.
Detrás de todo esto, desde luego, está la suposición de que la música del pasado es de interés estético –y ésta suposición, se debe...