Comienza el mundo a desteñirse con el alboreo. Muge una vaca que no se ve, como si el mugido se diluyera en la penumbra. Al pie de uno de aquellos árboles tan solos, hay un bulto, como protuberancia del tronco, más oscuro que el color de la corteza. Pero aquel bulto es suave, tibio. Estaba José, envuelto en su cobija de lana, encuclillado junto al tronco.Comienza el mundo a desteñirse con elalboreo. Muge una vaca que no se ve, como si el mugido se diluyera en la penumbra. Al pie de uno de aquellos árboles tan solos, hay un bulto, como protuberancia del tronco, más oscuro que el color de la corteza. Pero aquel bulto es suave, tibio. Estaba José, envuelto en su cobija de lana, encuclillado junto al tronco.Comienza el mundo a desteñirse con el alboreo. Muge una vaca que no se ve, como si elmugido se diluyera en la penumbra. Al pie de uno de aquellos árboles tan solos, hay un bulto, como protuberancia del tronco, más oscuro que el color de la corteza. Pero aquel bulto es suave, tibio. Estaba José, envuelto en su cobija de lana, encuclillado junto al tronco.Comienza el mundo a desteñirse con el alboreo. Muge una vaca que no se ve, como si el mugido se diluyera en la penumbra. Al piede uno de aquellos árboles tan solos, hay un bulto, como protuberancia del tronco, más oscuro que el color de la corteza. Pero aquel bulto es suave, tibio. Estaba José, envuelto en su cobija de lana, encuclillado junto al tronco.Comienza el mundo a desteñirse con el alboreo. Muge una vaca que no se ve, como si el mugido se diluyera en la penumbra. Al pie de uno de aquellos árboles tan solos, hayun bulto, como protuberancia del tronco, más oscuro que el color de la corteza. Pero aquel bulto es suave, tibio. Estaba José, envuelto en su cobija de lana, encuclillado junto al tronco.Comienza el mundo a desteñirse con el alboreo. Muge una vaca que no se ve, como si el mugido se diluyera en la penumbra. Al pie de uno de aquellos árboles tan solos, hay un bulto, como protuberancia del tronco, másoscuro que el color de la corteza. Pero aquel bulto es suave, tibio. Estaba José, envuelto en su cobija de lana, encuclillado junto al tronco.Comienza el mundo a desteñirse con el alboreo. Muge una vaca que no se ve, como si el mugido se diluyera en la penumbra. Al pie de uno de aquellos árboles tan solos, hay un bulto, como protuberancia del tronco, más oscuro que el color de la corteza. Peroaquel bulto es suave, tibio. Estaba José, envuelto en su cobija de lana, encuclillado junto al tronco.Comienza el mundo a desteñirse con el alboreo. Muge una vaca que no se ve, como si el mugido se diluyera en la penumbra. Al pie de uno de aquellos árboles tan solos, hay un bulto, como protuberancia del tronco, más oscuro que el color de la corteza. Pero aquel bulto es suave, tibio. Estaba José,envuelto en su cobija de lana, encuclillado junto al tronco.Comienza el mundo a desteñirse con el alboreo. Muge una vaca que no se ve, como si el mugido se diluyera en la penumbra. Al pie de uno de aquellos árboles tan solos, hay un bulto, como protuberancia del tronco, más oscuro que el color de la corteza. Pero aquel bulto es suave, tibio. Estaba José, envuelto en su cobija de lana, encuclilladojunto al tronco.Comienza el mundo a desteñirse con el alboreo. Muge una vaca que no se ve, como si el mugido se diluyera en la penumbra. Al pie de uno de aquellos árboles tan solos, hay un bulto, como protuberancia del tronco, más oscuro que el color de la corteza. Pero aquel bulto es suave, tibio. Estaba José, envuelto en su cobija de lana, encuclillado junto al tronco.Comienza el mundo adesteñirse con el alboreo. Muge una vaca que no se ve, como si el mugido se diluyera en la penumbra. Al pie de uno de aquellos árboles tan solos, hay un bulto, como protuberancia del tronco, más oscuro que el color de la corteza. Pero aquel bulto es suave, tibio. Estaba José, envuelto en su cobija de lana, encuclillado junto al tronco.Comienza el mundo a desteñirse con el alboreo. Muge una vaca que no se...
Leer documento completo
Regístrate para leer el documento completo.