Nunca es suficiente MC Andrews

Páginas: 277 (69247 palabras) Publicado: 13 de abril de 2016
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Prólogo
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sociales: Explora Descubre Comparte No existe nada más erótico que el
amor.
Prólogo
Nunca olvidaré el día en que conocí a Rafferty Jones. No diré que mi
vida cambió para siempre en ese preciso instante, ni que el mundo dejó de
girar, pero sí diré que yo cambié y que mi mundo se convirtió en otro. Y
aunque alguienme hubiese susurrado al oído hasta el último detalle de lo
que me iba a suceder, no habría hecho nada por evitarlo.
Absolutamente nada.
Si no hubiese conocido a Rafferty Jones, todo habría sido mucho más
fácil e increíblemente menos doloroso.
Pero vacío. Sí, sin él, el vacío se habría extendido a mi alrededor hasta
dominarlo todo, porque sin él yo habría seguido adelante sin llegar a sentir
nuncade verdad.
Lo conocí un sábado, un sábado cualquiera. Yo entonces compartía
piso con Amelia, mi mejor amiga de la universidad, que había vuelto a
Londres para recuperarse de un desengaño amoroso (había encontrado a su
prometido con otra, semanas antes de casarse).
Llevaba días diciéndole a Amelia que tenía que superar sus temores y
empezar a salir con más gente, así que cuando me dijo que iba aasistir a la
boda de una compañera de trabajo acompañada, me alegré mucho por ella.
Llamaron a la puerta mientras Amelia todavía se estaba vistiendo y
cuando la abrí y lo vi, sentí que el aire desaparecía de mi alrededor para
luego volver y quemarme. Tuve que apretar los dedos para no cerrar la
puerta y fingir que no lo había visto. Y después ir en busca de Amelia para
pedirle, incluso suplicarle,que no saliera con él, que no lo tocase, que no lo

mirase ni una sola vez.
No hice nada de eso, sino que me aparté de la puerta y lo dejé pasar,
mientras mentalmente rezaba a todos los santos que me había obligado a
aprenderme mi abuela italiana para pedirles que, por favor, el desconocido
del traje negro no se enamorase de mi mejor amiga.
Es un recuerdo ambiguo. Cuando aparece en mi mente,nunca sé si me
duele o me reconforta, pero sé que no quiero que desaparezca nunca.
Igual que cuando pienso en el día en que conocí a James. Fue todo
completamente distinto, las dos situaciones no tienen nada que ver la una
con la otra y, sin embargo, las dos significan mi vida entera.
Cuando James llegó a mi vida, Raff ya me había roto el corazón y la
herida era tan profunda, tan difícil decicatrizar, que lo único que quería
era estar sola y buscar la manera de recomponerme. Pero entonces conocí a
James y tanto su sonrisa como la fuerza de sus ojos me lo impidió.
Lo recuerdo a la perfección, Amelia y yo nos habíamos reunido en mi
despacho para prepararnos para la visita del abogado de la petrolera que
quería contratar los servicios de la ONG donde ambas trabajamos, y
cuando abrí la puertapara recibir al que en aquel instante era un
desconocido, tuve que sujetarme con fuerza al picaporte. El aire volvió a
desvanecerse y volvió a quemarme, aunque esta vez fue mucho peor que la
primera, pues Raff me había dejado con los sentimientos a flor de piel.
Tal vez James y yo habríamos podido ser felices. Tal vez si Rafferty
no hubiese vuelto a Londres nuestra historia sería muy distinta. La delos
tres.
Tal vez no existiría, pero existe. Y ahora estoy aquí, encerrada en una
lujosa habitación en una casa en medio de la campiña inglesa, muerta de
miedo porque no sé si seré capaz de abrir la puerta y bajar la maldita
escalera.
No debería ser tan complicado, no debería haberme dolido tanto llegar
hasta aquí. Si cierro los ojos y aguanto la respiración durante un segundo,
puedo fingir que...
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