OBEDIENCIA CIEGA
Obra de tragedia
En un de los muchos cuarteles militares instalados en el país derrotado la guerra aun no ha terminado. El comodoroJosé Cerviño se enciende un puro y achinando los ojos exhala el humo por toda la estancia, un despacho sobrio y funcional destinado a interrogar a los prisioneros políticos sin delitos de sangre. Solo hay una mesa, una silla y en la pared la banderanacional y un retrato pequeño del General en Jefe del ejército. El comodoro se inclina sobre la mesa y saca de una caja una carpeta abultada . -Que pase el prisionero-.Su voz suena potente aunque algo arrastrada al tener el puro en la boca. Se abre la puerta y dos policías militares acompañan a un hombre esposado que entra cabizbajo y sereno. Viste uniforme militar desaliñado y sin galones. - Lepueden quitar la esposas y esperar fuera, les llamaré si les necesito-. Los dos hombres quedan solos en la habitación. El recién llegado se cuadra en saludo militar. - Oh oh siéntese por favor señor Ciguenza, o prefiere que le llame comandante Don Luis Ciguenza, o mejor aun Maximiliano...- El comodoro espera una respuesta que no llega. - Ya veo que no quiere usted hablar, tenia puesta esperanza enuna mejor comunicación, por su parte dadas las circunstancias desfavorables en que se encuentra-. Con intención le lanza un bocanada de humo con lentitud. - No sabe como lamentaría que su situación empeorara aún más. - Me llamo Luis Ciguenza Cortada, Ex comandante del cuerpo de Ingenieros, veo que me conoce-. el detenido habla lentamente mirando al suelo. - ¡Vaya si le conozco, más de lo usted quese imagina, ¡Maximiliano..!-. Pronuncia esta palabra silabeando con cuidado. -Le contaré más de usted- continua con pausa Cerviño.- También conocido como Maximilano, responsable de apoyo a fugados y perteneciente a una cédula ilegal con delirios subversivos- añade.- Me puede interrumpir si me equivoco. Cerviño lo mira con los ojos de un alimoche que observa una lombriz. Le vuelve a lanzar untorrente de humo, esta vez con más fuerza. -Ah, olvidaba que usted fuma, quizá ahora tenga ganas de fumarse uno igual que éste-. Dos incisivos amarillentos asomaron tímidamente en lo que intentaba ser una sonrisa. - Gracias pero no, señor-. - No le estaba ofreciendo-. el comodoro recolocó en la mesa la carpeta sin mirarlo. - Solo fumo en determinadas circunstancias- le dijo el detenido contenido. -¿En cuales circunstancias.. ? huy, esto se pone interesante de verdad, siga, cuénteme-. replica arqueando una ceja y frotándose las manos. - Sentado en la taza del váter mientras defeco, ayuda a distraer mi esfínter y la consiguiente salida del zurullo-. Ciguenza le mira esta vez a los ojos. - Entiendo...-. parece pensativo y pregunta.- ¿Y también se rasca los testículos?. - Con un gusto tremendo -le responde con un mohín un tanto femenino. - Es curioso, me ocurre lo mismo, a veces me ciego con tal intensidad que me despellejo-. con una risa que destila complicidad demasiado estudiada.- De repente se pone muy serio y se levanta de la silla. - Comandante Ciguenza... Quiero cinco nombres de colaboradores... ¡Cinco nombres!¡ ¡Y los quiero ahora!. El silencio se mezcló con el humo del puro. -Tenía previsto su silencio inicial- Toma la carpeta y le da la vuelta poniéndola al alcance del comandante- Ábrala y examine su contenido, se lo ordeno. En la carpeta hay documentos diversos sobre el propio prisionero, certificados, informes y sobre todo, cinco fotos de cada uno de sus familiares; sus padres, su esposa Nuria y las dos niñas de su corazón, María y Teresa. - El trato es el siguiente,usted me facilita esos cinco nombres y se va libre ahora mismo- deja pasar un minuto-. Si no, dentro de una hora me traerán la cabeza de uno de sus cinco familiares. Yo elijo la cabeza y usted una foto de esas cinco que tiene en la mano. El comandante Ciguenza no muestra ningún gesto y deja pasar un minuto, y dos, y tres.. - Bien-. Corta el silencio Cerviño. - Respeto su decisión comandante....
Regístrate para leer el documento completo.